Esta es una historia de
Kirei por Gilgamesh, que contiene lemon fuerte, así que los
aprensivos....dedicaros a leer otras historias.
Sí, ni idea que me pasó para que me saliera tan así.
Disfrutadlo.
CAPITULO ÚNICO
Kirei sabía quien le estaba esperando en su despacho incluso antes
de entrar. El olor de su vino, que tan cuidadosamente había vuelto a
comprar tras las continuas apariciones sorpresa del rey de los
héroes, era claramente notable incluso a través de la puerta
cerrada.
Así que cuando cruzó esta y vio a Gilgamesh tumbado cómodamente en
su sofá, rodeado por todas sus botellas de vino, ahora vacías,
contuvo sus ganas de decirle 4 cosas bien dichas y decidió dirigirse
lo más tranquilo que pudo hacia su silla.
-Por tu cara, diría que tienes algo que decirme-le dijo este,
dedicándole una sonrisa de suficiencia.
-¿Qué haces de nuevo por aquí?.¿Y como es posible que siempre
encuentres donde guardo mi vino?.
-Todo lo tuyo es mio. Ya deberías saberlo-le dijo con esa aura de
prepotencia que le envolvía.-Y yo que tú, tampoco me sentiría tan
mal por la desaparición de ese vino. No le llega ni a la suela de
los zapatos ni al peor de los vinos que conservo en mis Puerta de
Babilonea.
-Pues tal vez deberías dejarme alguna de esas botellas para ver si
realmente estoy gastando mi dinero en balde.
Gilgamesh simplemente se rió y se tumbó más en el sofá, dejando
que una pierna cayera por el borde del sofá, con la otra doblada y
apoyada en el respaldo, como una clara invitación a que Kirei
explorara su cuerpo sin tapujos, hecho que no pasaba desapercibido
para el cura, que estaba empezando a hartarse ya de los caprichos del
rey.
-Vamos, Kirei. Si probarás uno de mis vinos, te volverías adicto y
ya no podías beber otra cosa.
Por supuesto, el doble sentido de esas palabras no paso
desapercibido.
-No estoy tan seguro de ello. Tengo mucho autocontrol.
-Si. De eso ya me he dado cuenta. No sé por que te resistes tanto a
los placeres de la vida. Solo te das el lujo de comprar este asco de
vino.
Kirei no comentó nada a eso, simplemente se le quedó mirando,
ocultando su boca entre sus manos entrelazadas, poniendo algo
nervioso al rey de los héroes, a pesar de que este jamás admitiría
algo como eso.
-¿Realmente me tienes tantas ganas?-acabó diciendo el cura al
final.
-¡¿Qué?!-exclamó Gilgamesh, sorprendido por esas palabras tan
poco esperadas.
Sus insinuaciones eran bastantes claras, pero no esperaba que este se
lo soltara de aquel modo.
-Ya me has oído. ¿El Gran Gilgamesh espera mis atenciones con
tantas ganas?.
-No sé de que estas hablando. Un dios como yo no puede mezclarse con
simples ganados como vosotros-le respondió, girando su cabeza hacia
el sofá.
-No pareces estar de acuerdo con lo que dices cuando apareces siempre
por sorpresa en mis habitaciones, luciendo esa ropa casual en vez de
tu traje de oro.
-El traje....es muy pesado para ir por ahí con él todo el día.
-Estas acostumbrado a llevar grandes joyas desde siempre, Gilgamesh.
Eso no me parece una buena excusa.
Molesto, este se vio incapaz de responder a eso.
-Lástima que te empeñes en negar que te sientes atraído por mi. Si
lo hicieras, estaría dispuesto a hacer algo contigo.
-¿De verdad?-preguntó este, volviendo rápidamente la cabeza hacia
Kirei.
-Pues si,pero....como dices que no, no puedo hacer nada.
He hizo la intención de ponerse en pie para salir del cuarto, pero
Gilgamesh lo detuvo.
-¡Espera!.¡Lo admito!-exclamó, extendiendo la mano hacia él.
-Perdona, pero ¿qué has dicho?-le preguntó Kirei, haciéndose
claramente el sordo.
-Lo estas haciendo a posta,¿verdad?-dijo Gilgamesh a su vez,
evitando por todos los medios a su alcance que un rubor creciente le
subiera a la cara.
-¿El qué?-dijo el cura, sonando lo más inocentemente que podía.
Y teniendo en cuenta que Rin ni sospechaba que él había matado a su
padre, fingir se le daba más que bien.
-He dicho que lo admito-acabó por decir este de nuevo.
-¿Qué es lo que admites?-le preguntó Kirei, ahora acercándose
lentamente a él.
Sabía muy bien que el ``gran rey de los héroes´´ no se sometía
ante nadie, pero teniéndolo de aquel modo, en sus manos, haciendo lo
que él le decía, le hacia sentirse como con un gran chute de poder.
-Tengo ganas de estar con un miembro del rebaño.
-¿Y ese miembro soy yo?-le preguntó este, señalándose a si mismo
con un dedo.
-¿Ves a alguien más que se pasee por tus habitaciones?-le dijo
este, aun intentando mantener el aura de superioridad por mucho que
le costara ante el control que Kirei parecía tener de la situación.
-Umm. Realmente me cuesta creer que el rey de los héroes quiera algo
con un simple mortal como yo. ¿Qué crees que podríamos hacer para
que estés tan empeñado en que sucumba antes los placeres del
mundo?.
Gilgamesh aparecía molesto, casi haciendo un puchero molesto, y no
pudo más con la situación.
Se puso en pie para salir de allí y evitar las burlas. Ya le había
costado admitir algo como aquello, y más a un simple mortal, para
que este se riera de él.
-Si tú hicieras algo, tal vez me lo pensaba-le dijo este cuando paso
por su lado en dirección a la puerta cuando ambos sabían
perfectamente que él podía desmaterializarse donde y cuando
quisiera.
-¿Y qué seria eso?-preguntó este ya en la puerta, con el picaporte
en la mano.
Su orgullo le exigía salir de allí lo antes posible, pero sus
ansias le rogaban que no abandonaran aquel cuarto cuando ya había
llegado hasta allí.
-Si haces lo que yo te diga, podría darte un desahogo adecuado.
Gilgamesh frunció el cejo ante esas palabras, ya que eso no le
aclaraba demasiado.
-¿Qué es lo que me pedirías hacer y qué me harías tú?. Exijo
que te expliques.
-Antes que nada, ese tono aquí no tiene cabida y no seria algo que
te pidiera. Seria algo que te ordenaría.
Maldito fuera ese Kirei, pero de verdad no le iba a permitir mantener
nada de su orgullo si quería algo de él.
-Y...¿qué seria?-consiguió preguntarle al final, apretando con
fuerza el puño que no tenía sobre el picaporte.
-Será muy sencillo. Pero primero, trae mi silla aquí-le dijo,
señalando el lugar donde se encontraba de pie, justo en frente del
sofá.
Como por arte de magia, una silla dorada apareció tras Kirei, pero
este la observó con malestar.
-Te dije que trajeras mi silla, no que hicieras aparecer una. Pero si
en verdad no quieres esto, podemos olvidarlo y....
-¡Espera!-exclamó Gilgamesh, volviéndose hacia
él.-Puedo....hacerlo bien.
Y, a pesar de que todo su orgullo gritaba en voz en cuello de que
saliera de allí mientras aun conservaba algo del aire de rey que
siempre le había caracterizado, se encontró andando hacia el
asiento de este y....¡Usando sus propias manos!, cogió el asiento y
lo llevó hasta la espalda de este, que se sentó con calma, con la
cabeza apoyada en una mano, mirando al sofá.
-Ahora ponte delante de mi y quitate esa ropa tan molesta. Parece que
te has escapado de algún mercadillo. Pero utiliza tus manos. No
quiero ver como haces desaparecer la ropa con un nuevo truco.
Este se colocó delante de él, pero cuando tuvo que empezar a
quitarse la ropa, no supo bien como hacerlo.
Estaba acostumbrado a que los criados hicieran ese tipo de cosas o a
utilizar sus poderes para cambiarse las prendas de ropa.¿Cómo se
suponía que iba a saber quitarse eso?. Intentó sacar la camiseta
dando un tirón, pero la prenda, por supuesto, estaba muy bien hecha
y no se rompía. Y sabía que pasaría lo mismo con los pantalones.
-¿Qué pasa?-le preguntó Kirei.-¿No sabes quitarte la ropa solo y
sin usar las manos?.
Gilgamesh lo miró molesto, pero no contestó nada, demasiado
avergonzado ante aquella situación como para decir algo coherente.
-Ven aquí-le dijo Kirei sin más, haciendo un gesto con la mano para
que este se acercara a él.
Y el rey de los héroes así lo hizo.
Se detuvo delante del cura y dejó que este poco a poco se deshiciera
de su ropa al mismo tiempo que intentaba que este no notara la
excitación que había comenzado a extenderse por su cuerpo en el
mismo momento en que este había puesto sus manos sobre él.
Algo difícil cuando Kirei también se encargó de deshacerse de sus
pantalones y su ropa interior, observando todo aquello que había
dejado expuesto.
-Quien te viera así, no te distinguiría de un miembro más del
rebaño. Sobretodo viendo lo excitado que estas-comentó Kirei
fríamente.
Hecho que molesto a Gilgamesh a pesar de que no podía negar las
palabras de este.
En el mismo momento en que notó aquellas calmadas manos sobre su
cuerpo, este reaccionó en respuesta, deseoso de que las atenciones
fueran dirigidas hacia otra parte de su cuerpo.
Kirei, como si le hubiera leído el pensamiento, dirigió su mano
hasta la entrepierna del rey y le dio una ligera caricia, solo
consiguiendo que se pusiera dolorosamente más duro y soltara un
gemido de placer.
-Realmente pareces una puta deseosa ahora mismo, Gilgamesh-le dijo
este, retirando la mano con una ligera sonrisa torcida al mismo
tiempo que él lo miraba, molesto, al verse privado de la caricia.
-¡Yo soy el rey de los héroes!-dijo este con vehemencia.
Lo que solo ocasionó que el rostro de Kirei se endureciera.
-Ya te he dicho que ese tono no tiene cabida en este cuarto-le
respondió él, llevando la mano de nuevo a la entrepierna y dando un
severo apretón en torno al miembro de Gilgamesh, haciendo que en esa
ocasión el grito del cuarto no fuera de placer precisamente.
Aun así, no se apartó, si no que permaneció en el lugar donde el
cura lo quería, más que dispuesto a lo que este le ofreciera, ya
que estaba preparado para ello.
Algo que los dos sabían y Kirei aprovechaba.
Después del apretón, Gilgamesh le dirigió una mirada lastimera con
la boca entreabierta, intentando respirar a través del dolor.
-¿Ya has vuelto a ser una puta obediente?-le preguntó este, sin
mover su mano en absoluto.
Si otra persona le hubiera hecho esa pregunta, estaría muerto antes
de terminar de formular la frase, pero se trataba de Kirei y sentía
su cálida piel sobre la suya encendida y sabía que estaba en sus
manos tanto como él mismo.
-S...si. He.....he vuelto-acabó murmurando.
-Bien hecho. Te mereces un premio-alegó Kirei.
Y la mano que tenía alrededor de Gilgamesh volvió a moverse de
arriba a bajo, arrancando generosos gemidos a este que rápidamente
llenaron el cuarto. Hizo la cabeza hacia atrás al tiempo que cerraba
los ojos, sin creerse aun que en verdad estuviera viviendo ese
momento.
El cura parecía completamente fuera del momento, ya que solo
observaba el placer de este como si no tuviera nada que ver con él,
pero aumentó el ritmo de su mano sobre el miembro de este hasta
tener al rey de los héroes gimiendo lastimeramente como una vulgar
ramera y temblando, cercano a su culminación.
Cuando notó que este estaba en verdad ya muy cercano a su cumbre, lo
soltó, haciendo que este abriera los ojos y le mirara, preguntándole
en silencio por que había parado.
-Tú estás disfrutando de esto, pero creo que te has olvidado de
mi-le dijo con cara seria, casi como si estuviera enfadado con él.
-¿Co...cómo quieres que te ayude?-le preguntó Gilgamesh después
de tragar saliva.
Con su culminación tan cerca, sentía que estaba a punto de estallar
en cualquier momento y, aunque tuviera que parecer la ramera que
Kirei decía que era, haría lo que fuera para que las caricias de
este no se detuvieran.
-Hazte cargo de lo que tengo entre las piernas, rey de los héroes.
La utilización de ese titulo ante esa situación era un modo que
este utilizaba para humillarlo, pero ya empezaba a no importarle.
Se arrodilló ante las piernas abierta de Kirei y esperó mientras
este se abría el cierre de sus pantalones, empezando a comprender
como funcionaba el mecanismo de aquellas prendas, y esperó,
impaciente, a que este dejara a su alcance su miembro para que
pudiera hacer con él lo que quisiera, por fin recuperando algo de
control.
Cuando este quitó las manos de en medio después de un rato,
Gilgamesh tuvo que admitir que aquella parte de su anatomía
realmente podía hacer sombra con la suya, que aun estaba adolorida y
pidiendo atenciones, y, no sin cierta reticencia, lo abarcó con la
mano.
Kirei contuvo su voz ante el contacto, lo que solo sirvió para que
Gilgamesh sintiera de nuevo que retomaba el control y, de igual modo
que había hecho el cura con él, movió su mano de arriba a bajo por
el miembro de este, haciendo que la excitación solo le hiciera
ponerse más grande.
Pero, aun sabiendo que estaba disfrutando del momento, Kirei seguía
conteniendo su voz, hecho que solo molestaba al rey de los héroes,
así que pasó a hacer lo que tantas otras veces habían hecho para
él.
Mirándolo un instante antes para dejarle claro cuales eran sus
intenciones, se llevó el miembro de este a la boca, abarcándolo en
su garganta hasta el fondo mientras su lengua hacia la veces de un
cojín cálido y húmedo para él.
El cura no pudo más y acabó soltando un gemido seco que corrió por
el cuerpo de Gilgamesh como la pólvora.
Aunque pareciera increíble, al tiempo que le estaba dando placer a
este con su boca, él mismo se estaba excitando más, como si al
hacerle aquello, también se estuviera tocando así mismo.
Kirei puso las manos sobre su cabello y apretó cuando aumentó el
ritmo, llevándolos a los dos al limite y, finalmente, por mucho que
quisiera retrasarlo, los dos llegaron a la vez. Kirei gimiendo
abiertamente y Gilgamesh dejando que su culminación se notara por
todo el miembro del otro a través de sus gemidos, intentando no
atragantarse y tragándose todo, como habían hecho sus concubinas
con él hacia ya tanto tiempo.
¿Así que aquello era lo que habían sentido ellas cuando lo
tocaban?. ¿Por eso todas aquellas mujeres lo miraban con aquella
cara de deseo cuando culminaba?.
Era la misma cara que ahora, dejando que el miembro de este saliera
de su boca, le estaba dirigiendo a Kirei.
-Te has corrido-le dijo nada más ver los muslos pegajosos del rey de
los héroes.-¿Acaso te di permiso para que lo hicieras?-le preguntó.
-No...sabia que ….necesitara tu....permiso.
A Gilgamesh le costaba formar las frases enteras en su cabeza y aun
más poder decirlas de corrido en una sola bocanada de aire.
Kirei le cogió el cabello y le obligó a mirarle, teniendo que
apoyar sus manos en las piernas del cura para alzarse hacia él sin
que este le arrancara ningún mechón de cabello.
-Pues debiste haber preguntado si no lo sabias-le dijo secadamente.
Después lo soltó, con lo que este quedó desparramado en el suelo
de cualquier manera, aun sin fuerzas por su orgasmo.
-Ponte en pie-le dijo Kirei.
Y, como pudo, Gilgamesh lo hizo.
Aun notaba todo su cuerpo acalorado y su miembro, aun a pesar de la
culminación que había tenido, volvía a estar listo para lo que
fuera.
Ante un gesto de la mano del cura, él se acercó a él y contuvo el
aliento cuando vio que era lo que se proponía a hacer.
Le puso las manos en las caderas, acercándolo a su boca sin
demasiada dificultad, y antes de abarcarlo en su boca, lo miró y le
dijo:
-Te prohíbo que termines en mi boca. Si lo haces, se acabó el ser
suave contigo.
Gilgamesh asintió, dando a entender que lo había entendido, pero
sin aire suficiente para poder contestarle. Su pecho subía y bajaba
con gemidos roncos mientras veía como este se acercaba
endemoniadamente lento, solo haciéndolo para hacerle sufrir más.
Pero tampoco podía estar haciendo aquello eternamente, así que
finalmente lo tuvo entero en su boca, lo que hizo que el rey de los
héroes gimiera al tiempo que se arqueaba hacia él, poniéndose aun
más a su merced.
Entendía lo que este le había dicho, pero todo su cuerpo estaba
encantadoramente caliente, como había pensado que estaría si este
llegara a tocarlo en algún momento e incluso más, no
arrepintiéndose para nada de su actitud de sumiso si eso había
servido para llevarlo a aquella situación.
Bajó la mirada hasta Kirei solo con un ojo abierto, tan perdido en
su placer que aun no sabía por que no veía luces brillantes delante
de su vista, con el rostro sonrojado, al igual que el resto del
cuerpo, que cada vez sentía más caliente, y comenzó a acariciar el
cabello de este, disfrutando del tacto entre sus dedos.
Este soltó un gemido molesto cuando sintió las contracciones de
placer del miembro de este en su boca, pero Gilgamesh no parecía con
la intención de detenerse a pesar de la advertencia del cura y,
antes de que pudiera apartarse, el rey de los héroes se había
venido en el interior de su boca con un sonoro gemido mientras lo
mantenía en aquella posición agarrando fuertemente sus cabellos.
Cuando acabó y lo soltó, apartándose un poco, observó la mirada
llena de furia que Kirei le dirigió.
Si hubiera sido otra persona, a este le hubiera dado igual aquella
mirada o cualquier otra, pero viniendo precisamente de él solo
servia para asustarle bastante, aunque aquello seria algo que nunca
admitiría abiertamente jamás.
-Te lo advertí. Te dije que no te corrieras, ramera-le dijo este,
sonando cada vez más molesto.-No me has dejado opción. Date la
vuelta y apoya las manos en el sofá.
Gilgamesh escuchó la orden, pero aun así su cuerpo no se movió.
Sabía que aquello solo servía para enfadar más a Kirei, pero no
sabía que pensaba hacerle este y su mente aun barajaba que era lo
más temible de aquel hombre.
Sin embargo, bajo el atento escrutinio de este, hizo lo que le
ordenó, quedando totalmente abierto y expuesto para él.
No había sabido lo vulnerable de aquella posición hasta que la
sintió en sus propias carnes.
Oyó a Kirei ponerse en pie y hacer algo con sus pantalones, ya que
oyó la prenda caer, pero sin poder ver nada desde su posición.
En verdad no poder ver lo que estaba haciendo este era muy molesto y
solo servia para crisparle más los nervios.
Pero no le quedó demasiadas dudas sobre lo que hacia cuando se
acercó a él y, cogiendo sus caderas con ambas manos, se hundió en
él de una dura estocada, dejandole temblando de dolor contra su
cuerpo.
No estaba preparado para esa invasión de aquel modo a pesar de las
veces que se había corrido y lo sentía como un enorme cuerpo
externo que lo abría mucho más de lo que él se creía capaz,
incluso haciéndole sangrar.
Gimió como un niño contra el cuerpo de Kirei, sin poder evitar que
unas lagrimas corrieran por sus mejillas debido al dolor, pero eso no
tuvo ningún efecto en este, que empezó a mecerse contra él en una
sucesión de rápidas y largas embestidas que solo le hicieron gemir
más.
Pensaba que se iba a romper si seguía haciéndoselo de aquel modo,
pero, para su propia sorpresa, aquella posición estaba tocando algún
punto clave en su interior y los gemidos de dolor fueron rápidamente
sustituidos por gemidos de placer al mismo tiempo que él retiraba
las caderas hacia atrás para salirle al encuentro, intentando girar
su cabeza para poder mirarle. Pero la expresión de este era de pura
concentración, como si en verdad estuviera mirando a otra persona
mientras contemplaba su cuerpo desnudo.
No siguió demasiado el hilo de aquel pensamiento, ya que un orgasmo
se abría paso por él de nuevo, haciendo que el interior de sus
muslos volviera a temblar, volviéndose liquido por dentro y
facilitando las embestidas de Kirei, que se volvieron aun más
rápidas y duras mientras lo clavaba más al sofá.
Antes de que ninguno de los dos pudiera decir nada, los dos se
estaban viniendo a la vez, con lo que Gilgamesh acabó manchando el
sofá de este sin remedio al tiempo que se dejaban llevar a su propio
campo de placer antes de quedar agotados y temblorosos.
-¿Era esto lo que tanto deseabas, rey de los héroes?-le dijo Kirei,
de nuevo con el rostro inexpresivo mientras salia de él.
Gilgamesh le hubiera gustado decirle cualquier cosa, pero después de
todas aquellas veces en las que se había venido, estaba totalmente
agotado y permanecía aun en la postura que le había ordenado que
tuviera, con la cabeza apoyada cerca de donde se había derramado.
El cura solo sonrió fríamente al comprobar que este no tenía nada
que decir y recompuso su ropa como si allí no hubiera ocurrido nada.
-Seguro que te ha gustado. A las rameras como tú le encantan estas
cosas. Seguro que estas deseando volver a hacerlo.
-¿Lo....volverías a hacer?-le preguntó este, consiguiendo ponerse
erguido de nuevo poco a poco mientras notaba como su cuerpo se
quejaba.
-Puede. Pero solo con una condición.
-¿Cuál?-preguntó Gilgamesh ansioso, como si no notara que aun
permanecía completamente desnudo delante de la vista de Kirei.
A este le hizo gracia al verle en aquel estado, pero no lo dejó
claro en su expresión.
-Siempre y cuando yo tenga total control dentro de este cuarto. Si no
eres capaz de aceptar eso, estos momentos se han acabado.
Gilgamesh abrió los ojos como platos ante esas palabras, notando
como su orgullo se negaba en rotundo a aceptar algo como eso.
-¿Qué dices, rey de los héroes?-le dijo Kirei, recostándose en su
asiento.
…...........................
Tiempo después, el cura más mayor que había allí llamó a la
puerta y Kirei abrió la puerta, bloqueando la entrada con su cuerpo,
algo que ha este no le extraño. Kirei siempre se mostraba muy celoso
de su intimidad aunque no tuviera en su cuarto nada más de valor que
aquellos vinos que tanto se empeñaba en comprar.
Habló con él sobre como iban las cosas sobre la guerra del santo
grial, intentando reafirmar sus planes y sobre como debían ir
actuando a continuación.
Como siempre, este no se mostró preocupado y parecía tener toda la
situación bajo control, lo que ayudo a que el anciano se
tranquilizara y marchara de allí más calmado mientras Kirei
cerraba la puerta sin prisa.
Si hubiera hecho intención de mirar hacia dentro, hubiera visto a un
Gilgamesh desnudo arrodillado ante el sofá de Kirei, lamiendo lo que
él mismo había derramado allí debido a las atenciones del cura.
-Es una lastima que ese viejo inútil no quisiera mirar hacia dentro.
Podría haber visto una verdadera puta por primera vez en su vida.
Pero eso solo hubiera servido para ponerte más caliente,¿verdad?.
Este no le contesto, ocupado como estaba en cumplir lo que este le
había encargado, pero le dirigió una mirada encendida que no
ayudaba a desmentir sus palabras.
-Por supuesto. Eso es lo que eres. Pero sabes que si haces bien tú
trabajo, te daré una nueva recompensa.
Este siguió sin decir nada, pero el gemido que se escapó desde sus
labios mientras seguía limpiando el sofá le indicó que ya estaba
más que listo, solo arrancando una maliciosa sonrisa del depravado
cura, sabiendo que lo tenía totalmente bajo su merced.
-Así me gusta.
Fin.
Espero
que te haya gustado el fic de Kirei y Gilgamesh pero realmente, cuanto más pensaba sobre estos dos, más uke me
salia Gilgamesh y más pervertido me parecía Kirei.
Creo
que este ultimo seria un perfecto maestro de sadomasoquismo. Tiene
las herramientas para ello y la actitud de ``hijo de perra
infinito´´perfecta para el trabajo.
Y
Gilgamesh, aunque por regla general lo veo como un buen seme, y no
solo con Enkidu(a Shiro lo veo increíblemente uke a pesar de que
Arturia este enamorada de él,igual que todas las chicas de la
serie), con Kirei de verdad que siento que se vuelve una perra en
celo.
Solo
espero que tú también tuvieras esa impresión o el fanfic no te
habrá gustado.
Bye!!!!.^^
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