Aquí os dejo el enlace para que podais acceder a esta historia mia, a la que, con el tiempo, pienso crear una historia detras a parte de la propia guia, pero, de momento, disfrutad con la idea de como podriais sobrevivir si realmente llegara de repente el final de los tiempos: https://www.amazon.es/Gu%C3%ADa-Supervivencia-contra-el-Armaged%C3%B3n-ebook/dp/B00RXOC220/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1460364889&sr=8-1&keywords=judit+da+silva
Fanfiqueando e Historias de mi Cosecha
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lunes, 11 de abril de 2016
Guia de Supervivencia contra el Armagedon
Hola a todos!!!! Sí, lo sé. Hace siglos que no subo nada a este blog, pero eso se debe a que mi tiempo esta siendo robado por otras muchas cosas, sobre todo escribiendo novelas para concursos, ya que, visto lo visto, o te empiezas a hacer conocido de alguna manera o no te toman en serio en este país. Así, de momento, solo tengo 2 novelas subidas a Amazon, ya que las otras estan pendientes de concurso. Si no les llegara a interesar a la editorial a las que las mandé, la subiré a mi cuenta de Amazon y punto.
jueves, 20 de noviembre de 2014
MI LIBRO EN AMAZON!!!!!
COMO CREO QUE YA OS CONTÉ, HE PODIDO ESCRIBIR UNA NOVELA ENTERA DE LA HISTORIA QUE ORIGINALMENTE SE LLAMABA ``MI ROBOT, YO Y LO QUE SURJA´´, DONDE HE CONSEGUIDO CONTAR ALGO MÁS DE LA VIDA DE COLETTE Y SU PAREJA Y AÑADIR PERSONAJES NUEVOS, TANTO ASÍ COMO UN HERMANO A ESTE, SUS PADRES, MÁS AMIGOS Y CONOCIDOS.
SI SOIS UNOS APASIONADOS DE LOS LIBROS COMO YO SOY, NO DUDARÉ NI UN MOMENTO EN QUE ENTRAREIS Y ECHAREIS UN VISTAZO.
ORGULLOSAMENTE TAMBIÉN PUEDO DECIR QUE LA PORTADA ESTA HECHA POR MI Y QUE SI PODÉIS HACER CORRER LA VOZ ENTRE VUESTRO CONOCIDOS SOBRE ELLA, OS ESTARÍA ETERNAMENTE AGRADECIDA.
ESTA ES LA PRIMERA PARTE DE UNA SERIE DE LIBROS QUE SE DIVIDIRÁN EN 4, SIENDO EL ULTIMO UNA NUEVA VERSIÓN QUE TODOS AQUÍ CONOCÉIS Y QUE HABÉIS INSISTIDO PARA QUE ESCRIBA MÁS SOBRE ELLO: ``LOS HERMANOS DEL PECADO´´.
VUESTRA FIDELIDAD A ESA QUE FUE MI PRIMERA HISTORIA SOBRE LOS OPPA´S POR FIN OBTENDRÁ RESULTADOS, PERO, PARA ELLO, VAIS A TENER QUE ESTAR PENDIENTES DE LO QUE VAYA SUBIENDO QUE, POR SUPUESTO, IRÉ COLGANDO AQUÍ TAMBIÉN.
ENTRE OTROS PROYECTOS, TAMBIÉN ESTOY ESCRIBIENDO NOVELA FANTÁSTICA Y DE TERROR, ASÍ QUE ESPERO QUE ESAS HISTORIAS TAMBIÉN SEAN DE VUESTRO AGRADO.
http://www.amazon.es/s/ref=nb_sb_noss/279-4546397-8684219?__mk_es_ES=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&url=search-alias%3Dstripbooks&field-keywords=M%C3%ADa%20Oriente%20I
HAY TENÉIS EL LINK.
ECHARLE UN OJO Y DADME VUESTRA SINCERA OPINIÓN AL RESPECTO.
LA CONTINUACIÓN DE ``LOS HERMANOS DEL PECADO´´ VA A SER EL ULTIMO DE LOS LIBROS DE LA SERIE, PERO SE HARÁ MENCIÓN A ELLOS YA ANTES, ASI QUE ESPERO QUE PODAMOS ESTAR JUNTOS DURANTE TODO ESTE VIAJE.
BYE Y MANTENEOS SANOS Y LEYENDO.
SI SOIS UNOS APASIONADOS DE LOS LIBROS COMO YO SOY, NO DUDARÉ NI UN MOMENTO EN QUE ENTRAREIS Y ECHAREIS UN VISTAZO.
ORGULLOSAMENTE TAMBIÉN PUEDO DECIR QUE LA PORTADA ESTA HECHA POR MI Y QUE SI PODÉIS HACER CORRER LA VOZ ENTRE VUESTRO CONOCIDOS SOBRE ELLA, OS ESTARÍA ETERNAMENTE AGRADECIDA.
ESTA ES LA PRIMERA PARTE DE UNA SERIE DE LIBROS QUE SE DIVIDIRÁN EN 4, SIENDO EL ULTIMO UNA NUEVA VERSIÓN QUE TODOS AQUÍ CONOCÉIS Y QUE HABÉIS INSISTIDO PARA QUE ESCRIBA MÁS SOBRE ELLO: ``LOS HERMANOS DEL PECADO´´.
VUESTRA FIDELIDAD A ESA QUE FUE MI PRIMERA HISTORIA SOBRE LOS OPPA´S POR FIN OBTENDRÁ RESULTADOS, PERO, PARA ELLO, VAIS A TENER QUE ESTAR PENDIENTES DE LO QUE VAYA SUBIENDO QUE, POR SUPUESTO, IRÉ COLGANDO AQUÍ TAMBIÉN.
ENTRE OTROS PROYECTOS, TAMBIÉN ESTOY ESCRIBIENDO NOVELA FANTÁSTICA Y DE TERROR, ASÍ QUE ESPERO QUE ESAS HISTORIAS TAMBIÉN SEAN DE VUESTRO AGRADO.
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HAY TENÉIS EL LINK.
ECHARLE UN OJO Y DADME VUESTRA SINCERA OPINIÓN AL RESPECTO.
LA CONTINUACIÓN DE ``LOS HERMANOS DEL PECADO´´ VA A SER EL ULTIMO DE LOS LIBROS DE LA SERIE, PERO SE HARÁ MENCIÓN A ELLOS YA ANTES, ASI QUE ESPERO QUE PODAMOS ESTAR JUNTOS DURANTE TODO ESTE VIAJE.
BYE Y MANTENEOS SANOS Y LEYENDO.
Por cierto, tambien acabo de subir un video promocional (un book trailes lo llaman). Echadle un vistazo y decidme que os parece:
https://www.youtube.com/watch?v=UlO0gUrqywc&feature=youtu.be
En gran medida es para saber si lo he hecho lo suficientemente bien como para convencer al publico para que quiera ver el libro, pero no estoy muy segura de poder conseguirlo (ya que los unicos comentarios que he tenido han sido de familiares y amigos cercanos)
Si me haceis ese favor, os estaria muy agradecida.^^
Gracias y nos seguimos leyendo
jueves, 6 de noviembre de 2014
Perdón por el tiempo que llevo sin escribir de los Oppas, pero es que mi atención ahora esta puesta en intentar escribir historias más largas.
Por ello, estoy con unas series de novelas que abarcan desde la literatura romántica histórica hasta la de terror, pasando por fantasía, erótica y una vuelta de pagina a los cuentos clásicos de los hermanos Grimm.
Cuando tenga mi cuenta en Amazon, os informaré de ello, ya que la historia de ``Mi robot, yo y lo que surja´´ me dio para escribir un libro, cambiando los nombres por supuesto, así que todos los que os gustó aquella historia, tendréis que leeros ``Mía´´ para saber como les va a Colette y su ``robot´´ y los nuevos personajes que irán apareciendo.
Muchas gracias por vuestra atención y comprensión.
¡Nos seguimos leyendo!
Por ello, estoy con unas series de novelas que abarcan desde la literatura romántica histórica hasta la de terror, pasando por fantasía, erótica y una vuelta de pagina a los cuentos clásicos de los hermanos Grimm.
Cuando tenga mi cuenta en Amazon, os informaré de ello, ya que la historia de ``Mi robot, yo y lo que surja´´ me dio para escribir un libro, cambiando los nombres por supuesto, así que todos los que os gustó aquella historia, tendréis que leeros ``Mía´´ para saber como les va a Colette y su ``robot´´ y los nuevos personajes que irán apareciendo.
Muchas gracias por vuestra atención y comprensión.
¡Nos seguimos leyendo!
lunes, 8 de septiembre de 2014
Una noche peligrosa
Como siempre, y por
educación, os saludo a todos los que estén leyendo este fic con la
esperanza de que os guste tanto leerlo como a mi me ha gustado
escribirlo. A pesar de que tenía mi cuenta en fanfiction parada
desde hace bastante tiempo, al parecer, me han dado nuevas ganas de
escribir de una serie y manga que me encanta (y, encima,¡¡¡¡Siwon-shi
hace el dorama!!!!.¡¡¡¡Kyyyyyaaaa!!!!): Skip Beat.
Muchos han insistido en
que escriba más sobre esta serie y no lo he hecho antes, no por
falta de ganas, si no porque no tenía inspiración. Los hermanos
Heel sirven para escribir muchos fic´s, pero para que me inspire
tengo que ver las cosas en un momento en que mi imaginación pueda
rellenar el resto, como me ha pasado ahora. Releyendo por, ¿4 vez?,
el manga, los capitulo 194, 195 y 196 me emocionaron hasta casi
provocar uno de esos famosos sangrados nasales, pero no tenía
inspiración. Sin embargo, ahora siento que ahí debería haber
pasado algo más, así que, como siempre, lo contare a mi manera.
Advertir antes que nada
que contiene lemon y que tanto los personajes como la historia
original pertenecen a Yoshiki Nakamura. Yo solo los tomo prestados
para crearos más sangrados nasales y gritéis como fans
histéricos,¿de acuerdo? ^^.
Con esto, os dejo ya
con la historia.
UNA NOCHE PELIGROSA
Kyoko no pudo evitar mirar con cierto temor a Tsuruga-san después de
que este lanzara su teléfono a la otra punta de la habitación,
comenzando a acercarse a ella de aquella manera tan atemorizante. La
ira que brillaba en sus ojos mientras trataba de que negara que la
llamada era de Shotaro era más que patente, tanto que parecía ser
un aura oscura a su alrededor, espesándose, llevándose el aire del
cuarto.
Lo único que pudo hacer ella fue retroceder, retroceder todo lo
posible para no ahogarse en aquellos ojos que la escrutaban sin
ninguna piedad, sin dejarle ninguna salida, acechándola,
acorralándola de tal manera que cayó sobre la cama antes de darse
cuenta que tenía esta a su espalda.
Este se colocó sobre ella fuera de su rol, sin ser Cain, sin ser Ren
Tsuruga. Siendo una persona completamente diferente, una persona que
odiaba con todo su ser la relación, fuera cual fuera, que Kyoko aun
mantuviera con Fuwa Sho, paralizándola donde estaba, observándole.
No quería verle así, siendo arrastrado por un sentimiento
irrefrenable de odio, un sentimiento que se llevara todo lo que era,
todo lo que había conseguido y su alma, así que, solos los dos en
aquel pequeño cuarto de un hotel, uso todas sus fuerzas para
conseguir girarlo, agarrándolo por el cuello de su camiseta, hasta
quedar sentada encima de él, recurriendo al espíritu de Setsu para
conseguir traerlo de vuelta.
Tan
concentrada en ello estaba que ni siquiera sintió la tensión que se
extendió como un rayo por el cuerpo de Ren al sentirla sentada
encima de su cuerpo, tratando de calmarse para que no hubiera
``ningún accidente´´. Mogami-san había sido para él tan
seductora como la más hermosa de las mujeres desde aquella vez que
habían estado practicando para Dark Moon en su casa y la había
envuelto entre sus brazos, tratando de protegerla del suelo (capitulo
71 del manga).
Toda ella había sido una tentación en sí misma; su tacto, su olor,
su calor. Todo alterando sus sentidos, seduciéndole, retándole a
hacer algo más, a no soltarla y disfrutarla de la manera en que
pudiera.
Y, sin embargo, creyendo que así prácticamente no podría
controlarse a sí mismo, jamás habría creído que esta actuara de
aquella manera, sentándose sobre él con tanta naturalidad,
tocándole, tentándole a reaccionar solo por lamerse el labio
superior.
Se sentía como si una diosa de la pasión se le hubiera sentado
encima, encadenándolo para ser su esclavo durante el tiempo que
quisiera, jugando con él, torturándole.
Y fue aun peor cuando la vio inclinándose hacía él.
-Por favor. No es posible que pueda estar interesada. Estoy segura de
que lo entiendes,¿cierto?-murmuraba Kyoko por encima de su cuerpo.
Pero en aquellos momentos, Ren ni siquiera sabía de qué le estaba
hablando. Solo sentía el calor del cuerpo femenino sobre el suyo, su
peso ligero paralizándose donde estaba, sus sentidos llenos de ella,
su fragancia rodeándole. No era capaz de hablar, no era capaz de
pensar.
Cuando aquellos labios en los que tanto había reparado antes se
posaron sobre su frente, la corriente eléctrica que corrió por él
casi le provocó una sobrecarga a sus sentidos, llenándola de ella,
eliminando cualquier cosa que podría haber habido antes con la
facilidad en que podría purificar cualquier otra cosa.
-¿Nii-san?.
Su voz lo llamaba y no pudo resistirse a acudir, intentando anclarse
a sí mismo para no hacer ninguna locura.
-Se quedó ahí.
-¿Qué?.
-La marca de mi beso-le respondió Kyoko con aquella sonrisilla
diabólicamente seductora, que podría causarle un shock permanente
que le impediría levantarse de aquella cama para siempre.
-Solo es lápiz labial. Desaparecerá inmediatamente-le contestó,
tratando de sonar relajado y tranquilo, como si su cuerpo ligero aun
no estuviera sobre el suyo.
-¿Quieres que dure más?-le preguntó esta, sonando indiferente,
mientras le acariciaba la cara con la comodidad de una amante.
-Sí. Entre más tiempo dure, más tiempo estarán mi cuerpo y mi
alma satisfechos porque es la marca que muestra que soy tuyo.
¿Cuánto de verdad había en aquellas palabras?. Desde la aparición
de Kyoko en su vida, Ren ni se había molestado en mirar a otras
mujeres, ni siquiera a aquellas en las que siempre había tratado de
buscar algún alivio, aun sabiendo que tampoco podría hacerla a ella
totalmente suya. La sombra de Rick aun era demasiado alargada y su
demonio interior no descansaba tranquilo.
-Está
bien-murmuró esta, limpiando el pintalabios de su
frente.-Entonces.....lo dejaré.....-susurró, arrastrando los dedos
por un lado de su rostro, conduciéndolos lentamente hacía su
garganta, haciendo que se preguntara si podría sentir sus nervios
saltar a través de su piel.-Donde pueda verlo y donde tú.....
Cogió la cremallera que abría y cerraba su camiseta y comenzó a
bajarla con una calma y una confianza dignas de una devoradora de
hombres, mientras los ojos de Kyoko seguían la trayectoria de aquel
cierre. Tuvo que sonreír, satisfecho del cuerpo que tenía,
observando como ella lo desnudaba con total calma, haciendo que sus
ojos se encontraran por un momento antes de que ella abriera la
prenda en dos y volviera a ascender por él.
-Quiero uno que dure para siempre-le informó.
La intimidad era demasiado fuerte, demasiado natural. Era como si su
relación siempre hubiera sido de ese modo y estaba intrigado por ver
hasta donde Kyoko era capaz de llegar. Él no se resistiría a lo que
fuera a hacer. Era Cain Heel y Cain Heel adoraba a su hermana,
hiciera lo que hiciera con su cuerpo. Era más, de un modo u otro, lo
disfrutaría y guardaría aquel momento en un lugar bien hondo donde
solo él lo encontrarse.
Vio como esta se inclinaba hacía su cuello e intentó que su pulso
se mantuviera tranquilo, pero.....¡¿cómo iba a conseguir eso
durante tanto tiempo si solo sentir aquellos labios sobre su piel ya
era una autentica tortura?!. El calor, como se sentían, saber que,
ante todo, eran los labios de Kyoko.... ¡Todo eso lo ponía en el
limite!.
Sin embargo, se las ingenió para parecer tranquilo mientras se
tocaba el pelo.
-Setsu, esto no es una marca de beso. Comúnmente se llama
mordisco-le dijo, abriendo los ojos con calma mientras giraba un poco
la cabeza, para que observara lo que había hecho.
-Oh-le dijo esta, tan tranquila.-Pero dijiste que querías algo que
durara para siempre, así que asumí que, al menos, debía morder-le
explicó, cómodamente tumbada sobre su cuerpo, como si su lugar
siempre hubiera sido ese.
-Bueno....Creo que puedes tomarlo de esa forma, pero no era eso a lo
que me refería- comentó, viendo como ella le limpiaba la marca de
su lápiz labial del cuello con un pañuelo.
Mogami-san estaba tan tranquila ante aquello que tendría que haberla
aplaudido por ello, pero no podía permitirse salir de la actuación.
No cuando aquello estaba siendo tan bueno.
-A lo que me refería con una marca de un beso que durara para
siempre era que no quería algo que fuera solo visual, si no algo que
se quedara aquí-le dijo, señalándose el corazón.
-¿Tengo que morderte también ahí?-preguntó Kyoko, mostrándose
totalmente metida en el papel.
-No debes morder. Debes chupar, fuerte, en el mismo lugar, una y otra
vez, obstinadamente, como si gravaras tu deseo por poseerme. Si lo
haces así, podrás dejar una marca oscura, ya que causas un sangrado
interno bajo la piel-le explicó como si tal cosa, como si en el
fondo de él no estuviera hirviendo y deseando por que lo hiciera,
poseyéndolo de alguna manera.-Así es como dejas un chupetón.
-Lo sé-le dijo esta, sonriendo como si nada.
Sin embargo, de repente, se recostó sobre su pecho, dejando la
cabeza sobre su corazón, al que aun trataba que siguiera latiendo
tranquilo, como si ya no tuviera ganas de continuar con aquello. Y
eso era algo que Ren no podía tolerar todavía.
-¿Setsu?-la llamó, obligándola a reaccionar.
-El deseo de poseer...... Aun si no lo gravo..... Tú ya eres mío,¿no
es así?.
-Por supuesto-afirmó, pensando que, tal vez, la había forzado
demasiado. Después de todo, era una joven chica japonesa en sus 17
años, con malas experiencias referente a los hombres. Todo aquello
debería estar siendo demasiado grande para ella.
-Pero tal vez sea útil hacer que todos sepan. En ese caso, en vez de
ponerlo en un lugar que no se puede ver-susurró, consiguiendo que
por poco la piel de Tsuruga-san no se erizase.-Es mejor aquí.¿No
es así?-volvió a susurrar, acariciando de nuevo su cuello antes de
inclinarse de nuevo sobre él, en el mismo lugar donde le había
mordido.
Cuando sintió aquellos labios de nuevo, chupando contra su piel, el
calor sobre su cuerpo, derramándose sobre él, un nuevo rayo le
traspasó, espesando su sangre, encendiéndolo, robando aire de la
habitación, electrificando el ambiente.
-No lo olvides, nii-san. Soy la única que puede entenderte
completamente y que, en cualquier momento, mi corazón siempre estará
contigo.
Aquel tono seductor, el tacto, la fragancia, ella......Estaba
envuelto en Kyoko, en todo lo que era y decía, haciendo que se
preguntara por un momento si había algo de verdad en las palabras de
esta.
-Sí. No lo olvidaré. Ya no haré nada fuera de lugar como lo de
esta noche, nada que te decepcione. Mientras este vivo, lo dejaré
como tuyo, mientras tú sigas viéndome por siempre.
La sonrisa que se formó en su cara, la sonrisa que le dirigió y que
sabía que transmitía sus sentimientos no podría haberla ocultado
incluso en 1000 años de práctica.
Y no fue nada sano para su cordura la sonrisa tierna y, a la vez,
encantadoramente tentadora con la que esta le contestó, murmurando
un ``Sí, nii-san´´, instándole a hacer algo al respecto, a
reaccionar.
No le costó el más mínimo esfuerzo girarla sobre su cuerpo hasta
quedar encima de ella, viendo su pequeño tamaño y, aun así,
deseando tomarla, asaltarla, sabiendo que Kyoko podría con cualquier
cosa que se le pusiera por delante.
-¿Nii-san?.¿Qué pasa?-le preguntó esta, aun luciendo una
apariencia perfecta de Setsu, lo cual a él le venía perfecto.
Que siguiera de aquel modo tanto como quisiera. Mientras más
siguiera envuelta en su personaje, más tenía permitido tocarla como
quisiera, hacer lo que quisiera con su adorada hermanita, sabiendo
que no le detendría, que ella debía adorarlo de igual modo.
-No quiero prometerle a Dios que mantendré mi promesa. Pero te lo
prometo a tí. ¿Puedo grabarlo en tí?-le preguntó, acariciando la
piel cercana a su pecho.-La prueba de mi promesa aquí.
-Prueba-fue todo lo que le dijo, aun con esa cara indiferente.
-Y también te enseñaré directamente como hacerlo correctamente.
Estaba tan cerca de su piel que casi podía rozarla, olerla hasta
embotarle los sentidos, sentir directamente la calidez que emanaba de
aquella piel.
Pero la manos de esta en su cabeza lo detuvieron.
-¿Por qué me detienes?-le preguntó, de verdad queriendo saberlo,
justo cuando ya se hallaba tan cerca.
-¿Enseñarme directamente como hacerlo correctamente?.¿Quieres usar
en mi las técnicas que practicaste con alguna otra mujer que ni
siquiera conozco?. Eso me molesta-le dijo esta, dirigiéndole una
mirada helada expresando, sin lugar a dudas, ese sentimiento,
sorprendiéndolo.
Se alejó de él, se puso en pie, ignorando su llamada, y sacó su
abrigó del armario, dirigiéndose hacía la puerta mientras se lo
ponía.
-Oye....¿A dónde vas?-le preguntó, sonando preocupado, frunciendo
el ceño.
¿Por qué había parado las cosas de aquel modo?. Él aun no quería
parar.
-Parece que, de la forma que soy ahora, no es suficiente para estar
contigo. Iré a practicar. Estoy segura de que afuera seré capaz de
encontrar cientos de hombres dispuestos a practicar conmigo-le dijo
como si nada, como si aquello no fuera realmente indecoroso.
El cuerpo de Ren se movió antes de que él mismo pudiera notarlo,
cerrando la puerta que Kyoko estaba abriendo y apresándola contra su
pecho.
Esta observó su rostro molesto.
-¿Por qué estas molesto?. Por supuesto que es una broma. Solo iba a
comprar unas cosas-le dijo, tratando de quitar su brazo de la puerta.
Pero este fue inflexible.
Cuando la vio de esa manera, dirigiéndole semejante mirada, de
verdad pareció que quería irse de su lado, asqueada ante la idea de
que hiciera con ella lo que había hecho con otras. Y, aun así, no
quería apartarse, notando aun como su corazón latía como un
tambor.
Detenerla de aquel modo, apresada contra la puerta, era sumamente
sensual y todos sus sentidos aun estaban puestos en ella, privándole
de la capacidad de pensar, de hacer algo que no fuera tenerla sujeta
de aquella manera.
-Setsu-la llamó, solo buscando una cosa.
Y ella lo hizo. Con esa calma característica de su personaje, esta
alzó la cabeza para mirarle y, aun apoyando los brazos en la puerta,
se inclinó hacía ella hasta besarla. Notó como saltó contra sus
labios por el contacto, pero ignoró aquello, solo concentrándose en
tomar lo que pudiera en aquel momento.
Aquellos labios parecían una almohada para los suyos, tan suaves y
flexibles como la seda calentada al sol, y eso solo hizo que sus
deseos de tomarla aumentaran aun más. Aunque hubiera conseguido
reprimirse durante aquel jueguecito en la cama, ya no podía más. La
necesitaba, necesitaba que le diera algo,¡lo que fuera!, pero que,
al menos, pudiera degustarla.
Había soñado tantas veces, en la secreta oscuridad de su
habitación, que podía tomarla sin reservas que, llegados a aquellas
alturas, ni aunque hubieran atado sus extremidades a carretas y
tiraran de él conseguirían apartarlo.
Una de las manos que tenía contra la puerta descendió suavemente
hasta descansar sobre su mejilla y mantuvo su rostro ahí mientras él
giraba el suyo, tratando de tener un mejor angulo para saborearla,
tomar todo lo que pudiera.
Kyoko soltó un quejido, pero no supo si era de queja o de placer por
aquello, así que Ren solo entreabrió los ojos, observando como esta
tenía los suyos cerrados, con el rostro ligeramente coloreado de
rojo, pareciendo que la había trasladado a otro lugar.
Para lo seriamente que se había tomado lo de tener su pureza
intacta, parecía haberse rendido realmente rápido al beso, sin
oponer demasiada resistencia, aunque aun siguiera dentro de su
personaje, disfrutando del hecho de que le dejara hacer aquello, que
le concediera aquel derecho, precisamente a él, el que se decía
continuamente que no podría tenerla aunque quisiera.
Incapaz de detenerse, aun a pesar de esos pensamientos negativos,
pasó la lengua sobre sus labios de una manera provocativamente
lenta, disfrutando del estremecimiento que la recorrió de arriba a
bajo, aumentando el rubor en su cara, mientras las dos pequeñas
manos de esta se alzaban hasta su pecho, sin saber si para alejarlo o
acercarlo.
-Abre la boca-le ordenó en un susurró, después de lamerla de nuevo
de aquella manera que la dejaba temblando.-Abre la boca y dejame
tomar algo.
-Ni.....nii-san-murmuró Kyoko, intentó apartar la cara, pero la
mano de este se lo impedía, observando como temblaba contra la
puerta, pareciendo incapaz de permanecer más tiempo sobre sus pies.
-Solo haz lo que te digo-insistió Ren, bajando su tono, volviéndolo
meloso.-Hazme caso.
Y, aun respirando con dificultad, cuando volvió a besarla, Kyoko
entreabrió los labios para él cuando volvió a pasar su lengua
sobre estos, dejándole total acceso.
Sentirla de aquel modo fue casi extasiante, notando como el calor de
ella le envolvía, como su sabor estallaba en su boca, incluso
cegándole por un momento. Quería permanecer eternamente suspendido
en aquel momento, tomándola, y, al mismo tiempo, quería continuar,
llevar las cosas aun más lejos mientras se dejaba arrastrar por la
suavidad de su boca, de sus gemidos tímidos que rompían contra él.
Los pantalones de cuero no eran una buena elección ante un momento
como aquel, notándose atrapado, y, sin poder evitarlo, inclinó la
parte inferior de su cuerpo contra las caderas de Kyoko, que las
recibió con un nuevo gemido de sorpresa que acalló con su boca,
jugueteando con su lengua. En un primer momento, cuando la había
invitado a hacerlo, esta se puso nuevamente rígida, pero con lentas
pasadas, retiradas y girándola a su alrededor, no pudo evitar la
tentación de imitar tímidamente lo que estaba haciendo en el
interior de su boca.
Cuando sintió que la lengua de esta jugaba con la suya, volvió a
clavar las caderas contra ella, sintiendo que aquella falda no era ni
cuanto menos suficiente para impedirle el acceso. Sus ganas de
tomarla se estaban excediendo tanto en la escala que hasta había
empezado a calcular como seria la mejor forma de sujetarla para
tomarla allí, contra la puerta.
La mera idea de que el personal del hotel pasara y los oyera,
sabiendo que la estaba haciendo suya, fue más que suficiente para
transformar su sangre en lava liquida, corriendo por sus venas con
una lentitud ardiente que iba encendiendo todas las partes de su
cuerpo donde la sangre llegara.
Sin embargo, a pesar de que Kyoko no ponía resistencia en aquello,
se dijo que esta era una muchacha virgen. No podía tomarla contra la
puerta como si fuera un animal, por mucho que la idea le excitara,
imaginándola de espalda a él, gimiendo contra la madera.
Puso las manos en su trasero, notando como el aliento de esta se
quedaba atascado en su garganta por un nuevo brote de sorpresa y
vergüenza, y no le supuso ningún esfuerzo levantarla hasta
colocarla sobre su erección creciente, disfrutando de los
estremecimientos que la recorrían al acercarla, dirigiéndola hacía
la cama mientras colocaba las piernas de ella en torno a su cintura y
Kyoko se abrazaba a su cuello, tratando de no caerse, aun con manos
temblorosas.
Si en algún momento ella había decidido parar aquello, su
resistencia parecía haberse esfumado entre sus brazos y, aun
sonriendo débilmente, la llevó hasta su cama, donde momentos antes
habían empezado con aquel peligroso juego.
Su pequeño tamaño era tan irresistible para él que no pudo evitar
dejar que esta cargara con su peso cuando la recostó en su cama,
notando como la falda se subía hasta su cintura, incapaz de no
ceder, creando una nueva cuna para su miembro. Si no fuera por
aquellos pantalones apretados, no podría haberse resistido a entrar
en ella en aquel momento. Sobretodo si gemía como en aquellos
momentos, como si cada caricia suya le abriera una herida en la piel,
haciéndola temblar.
-Te voy a probar que siempre has sido tú para mi. Solo tú-le
susurró Ren a un lado de su rostro, acariciando su oído.-Ninguna
otra será nombrada en esta cama jamás. Solo tú.
Esta no pudo evitar contener el aliento al oírle y sus dedos se
cerraron sobre aquella camisa abierta suya, como si necesitara
anclarse a algo. Así que, aprovechando aquel punto flaco, notando
como sus defensas bajaban, la besó a lo largo de todo su cuello
hasta ascender de nuevo a sus labios momentos antes de que una de sus
manos se interpusiera entre ambos en la cuna de su cuerpo, tanteando.
Kyoko volvió a saltar ante la exploración de sus dedos,
alterándose, dándose cuenta de a que grado de intimidad habían
llegado, pero Ren no tenía intención alguna de detenerse. Ella
había saltado como se esperaría de cualquier chica inexperta, sí,
pero no le estaba deteniendo. De tener suerte, seguiría fingiendo
que estaban en su papel, dejándole menos oportunidades a esta para
que se negara a lo que estaban haciendo.
Los hermanos Heel eran precisamente los adecuados para cruzar
cualquier linea, por grande que esta fuera.
-Setsu, te estas tensando.¿Por qué?-le dijo, con la voz mucho más
oscura que antes, pero tratando de aparentar que aun tenía algo de
calma, haciendo a un lado la ropa interior de esta, haciéndola
entender donde se estaba tensando.
-Ni.....ii....san-fue todo lo que esta pareció capaz de murmurar,
intentando abrir los ojos para mirarle.-Yo........una......ducha.
Incluso
en una situación como aquella, en la que claramente Ren no iba a
parar hasta tenerla, su vena japonesa salía a la luz, con aquella
idea de lavarse antes de entregarse a un hombre para ir limpia hasta
él.
-No. Aquí. Ahora-fue toda la respuesta que le dio, explorándola con
mayor atención, observando en donde se relajaba, donde y como se
excitaba más, en que momento podía hacer que se perdiera mientras
ella solo parecía capaz de buscar aire en cualquier parte,
desesperada, atrapada en sus sentidos, conociendo todo aquello nuevo
para ella.
Kyoko gimió entre sus brazos como una niña, negando contra las
almohadas, como si se negara a dejarse ir. Pero Ren quería verla,
quería ver como se perdía, quería ver cuanto de verdad había en
sus fantasias, en las que más de una vez había soñado con tenerla
de aquella manera.
Un punto especialmente sensible la hizo arquearse en la cama y Ren le
dio un beso en los labios como recompensa, animándola a que siguiera
mostrándose, que no pasaba nada malo en demostrar lo que estaba
sintiendo y que él estaba esperando por ello.
Con la mano libre, trato de quitarle la camiseta, pero con solo una y
ella corcoveando en la cama, la tarea se hizo, cuanto menos,
imposible. Así que optó por lo único que podía hacer. Tomó un
puñado de tela en un puño, notando como ella se acercaba cada vez
más a su final y, cuando los temblores de placer se la llevaron,
tiró con todas sus fuerzas, arrancando la prenda.
Kyoko gritó, pero no supo si era debido a lo uno o a lo otro,
dándose cuenta que le había arrancado el sujetador junto con la
camiseta.
-Mi.....ropa-murmuró esta, sonando escandalizada cuando consiguió
darse cuenta de su reciente desnudez, intentando taparse de la vista
de este con los brazos.
Sin embargo, en aquella ocasión, una sola mano fue suficiente para
que Ren pudiera retenerla, colocándole las manos apresadas en su
puño por encima de su cabeza, dejándola totalmente indefensa ante
él.
-La ropa no importa. Te compraré más, toda la que quieras.
-Ese.....¡Ese no es el problema!-gritó, notando como los labios de
Tsuruga comenzaron a descender por su mentón, pasando por su cuello
hasta que, lentamente, llegó a sus pechos, torturándolos con
pasadas ligeras antes de tomarse aquello en serio y empezar a
amantarse de ella.
Cuando los tomó entre sus dientes, esta volvió a gritar, pero por
la forma en la que se arqueó y en lo que sentía en su centro,
aquello no la disgustó tanto como quería dar a entender.
-¿Donde más debería lamerte?-le susurró, aun acariciando su
cuerpo con lentas pasadas de sus manos, dejando que el deseo volviera
a crecer en ella, atenazándola. Los temblores de excitación habían
vuelto, aun bajos, pero visibles.
Pero ella negó con la cabeza, tratando de alejar sus manos.
-Esto......no.......
¿Quería pararlo, ahora, cuando habían llegado a aquel punto?. Solo
mirándola de aquella manera, en su cama...... Sabía que aquella
imagen no se borraría de su mente fuera lo fuera lo que le ocurriera
en el futuro, cumpliendo sus deseos de poseerla, de tener algún tipo
de derecho de reclamarla, de decirles abiertamente a aquel idiota
niñato de Fuwa Sho y aquel acosador cantante que no se atrevieran a
volver a acercarse a ella, ya no como su kohai, si no como algo más
serio.
Pero..... Kyoko no lo vería así si no hablaban de ello, si no
terminaban lo que allí había empezado, dejando todas las cosas
claras. Le debía demasiadas explicaciones, demasiada información
que la dejaría anonadada, pero que debía saber.
Descendió por su cuerpo hasta colocarse entre sus piernas, colocando
las manos sobre las caderas de esta, tratando de que no se moviera,
pensando que ya habría tiempo más tarde para resolver todo eso.
-¡¡¡Tsuruga-san!!!-gritó ella cuando notó su aliento contra su
centro, saliendo totalmente de su personaje ante aquel acto tan
intimo.
Sin embargo, en vez de parar por ello, le dedicó una sonrisa
maliciosa antes de sacar su lengua y lamerla por un momento, notando
como aquel pequeño cuerpo rompía en una sucesión de nuevos
temblores mientras sus manos salían despedidas a su cabeza, tal vez,
en un primer tiempo, para apartarlo.
Pero, cuando se colocó mejor, observándola por encima de su cuerpo,
semi desnuda, solo con la falda aun enrollada en sus caderas, vio
que, si en algún momento había deseado pararlo, ya no podía.
Aquellas manos en su pelo se transformaron en puños, pero los
quejidos de ella que llegaban hasta sus oídos sonaban débiles,
abandonados. No tenía fuerzas para apartarlo mientras siguiera
lamiéndola de aquella manera y, a pesar de su vergüenza, cuando
trató de acercarse más a su cuerpo, abriéndose hueco con sus
hombros, ella abrió más las piernas. Sin duda, de manera
inconsciente, pero lo hizo.
Como premio por su iniciativa, tomó aquel botón sensitivo entre sus
labios y trabajó sobre ella, disfrutando como se veía, como se
agitaba y gemía, como trataba de agarrarse a las sabanas mientras
trataba de no dejarse arrastrar por lo que le hacía. Y, aun con
todo, aun a pesar de que parecía que abusaba de ella, sabía que le
estaba gustando.
-Dime mi nombre-le ordenó, levantando la cabeza de entre sus
piernas.
-¿Qué?-murmuró ella, notando sus ojos nublados, tratando de
enfocarlos en él, observando aquellos labios hinchados por sus
besos, aquella piel sonrojada donde no había dejado nada sin tocar.
Su miembro saltó, recordando que seguía allí, notando como su
control se perdía aun más y no conseguía que su voz sonara normal.
Incluso oyéndose, sabía que debía parecer algún tipo salvaje que
la estaba asaltando sin piedad, sin poder parar.
-Dí mi nombre. Cuando este entre tus piernas, quiero que digas mi
nombre.
Esta asintió de manera vaga, como si no lo hubiera oído pero
hubiera sabido que aquello era lo que quería que hiciera.
Acomodándose de nuevo, volvió a tomarla. Primero, en lentas pasadas
para destrozarle los nervios, viendo como aquella piel clara se
coloreaba de rosa. Después jugueteó con su nido de nervios, viendo
como esta no podía dejar de arquearse, teniendo que tomar su trasero
en una mano para tratar de que no se alejara de su boca mientras la
trabajaba. Y, finalmente, oyendo que todo lo que hacía era gemir,
paseó su lengua cerca de la entrada de esta, notando como su cuerpo
se tensaba al notar la pequeña invasión.
Sin
embargo, para torturarla y obligarla a decir su nombre como quería,
no hizo nada más que pasar su lengua una y otra vez por encima,
dejándole un indicio de lo que le daría si hacía lo que le había
dicho.
El cuerpo de Kyoko se relajó en sus brazos e incluso llegó a mover
las caderas, como si le invitara a continuar, pero todo lo que Ren
hizo fue eso, pasar por encima de ella, tentándola pero sin darle lo
que quería hasta que él no obtuviera su parte. Esta llegó incluso
a alzar la cabeza de las almohadas hacía él, tratando de averiguar
por qué no seguía, encontrándose con dos pares de ojos que
parecían brillar en la oscuridad, centrándose en su rostro,
quemándola.
``Dilo. Sabes que quieres que continué, así que solo tienes que
decirlo´´.
Vio como esta tragaba mientras volvía a recostarse, notándose como
luchaba con ella misma. Su orgullo estaba batallando con la pasión
en aquel momento, demostrando que su carácter no era algo que debía
perderse de vista, pero, tras lo que pareció una batalla épica,
aquellos ojos dulcemente nublados volvieron a centrarse en él.
-Tsu..... Tsuruga-san.
El escalofrío que le recorrió la espalda al oírla decir con aquel
anhelo su nombre hizo que se recordara que él también estaba en
aquello, pero, a pesar de las buenas intenciones de Kyoko, aquel no
era el nombre que quería oír salir de sus labios en una situación
como aquella.
Tomando su parte sensitiva entre los dedos, jugó con ella mientras
su lengua apenas se dejaba notar por encima de su cuerpo, obligándola
a cerrar los ojos cuando nuevos temblores la recorrieron de arriba a
bajo, abriendo aun más sus piernas.
Sin embargo, pareció molesta cuando volvió a mirarle, casi
haciéndole reír contra su cuerpo, sabiendo que aquella tortura
estaba empezando a matarla.
-Ren, por.....por favor-murmuró de pronto, ondulando de nuevo sus
caderas.
Y este se congeló en el lugar. Pensaba que el escalofrío que había
sentido antes había sido fuere, pero ante la mención de su nombre,
pareció que los temblores que la abatían habían entrado en él,
teniendo que sujetarse a las piernas abiertas de esta para tratar de
tomar fuerzas y controlar la parte baja de su cuerpo, cerca de
explotar.
La miró una ultima vez, notando como ella dudaba de haberlo hecho
bien. Pero su lengua en su centro fue más que suficiente para saber
que aquello era lo que había querido. Volvió a trabajar sobre ella,
notando su propia necesidad creciente, buscando su ultima liberación
antes de atreverse a deshacerse de sus pantalones. Las manos de esta
volvieron a su cabello y los gemidos volvieron a recorrer la
habitación.
Cuando estaba cerca de su final, trató de cerrar las piernas,
tensándose mientras su cuerpo se preparaba para lo que venía, pero
los hombros de Ren, se lo impidieron. Gritando su nombre, una fuerza
tiró de ella, todo se transformó en luz tras sus ojos cerrados y
tuvo la impresión de que el aire le era arrancado de los pulmones
mientras una sensación de saltar en pedazos se apoderaba de su
cuerpo.
Al
poder volver a tomar aire, vio como este ascendía por su cuerpo, ya
sin la camiseta, arrastrándose hacía ella como un león, con
aquellos brazos moviéndose lentamente mientras se acercaba, ocupando
todo su campo de visión. Todo lo que podía ver era a este; su
rostro, su cabello despeinado por sus propias manos, aquel pecho
espectacular que tendría que atemorizarla aunque solo fuera un poco.
Pero, llegados a aquellas alturas, sintiéndose dulcemente cansada,
no podía temer nada de lo que le hiciera.
Aunque en un primer momento se había mostrado autoritario, seguro,
fuerte, tomando el control de todo, no había nada que, en realidad,
la hubiera asustado. ¿Sorprendido?. Desde luego, pero este no la
había hecho daño en ningún momento, tratándola como si fuera algo
muy valioso, como si pudiera romperse entre sus manos si no llevara
cuidado, aunque en cierta forma sí se había roto, así que no podía
sentir miedo mientras que lo veía acercarse.
Moldeó sus labios con los de él cuando Ren la besó de manera
posesiva, soltando un gemido de satisfacción masculina cuando no
sintió ninguna resistencia por su parte. A aquellas alturas, su
mente apenas era una masa capaz de hilar dos palabras seguidas y su
corazón latía de tantas formas diferentes dentro de su pecho que ya
no estaba segura de lo que sentía. Sin duda, estaba demasiado
abrumada por él, por el cuerpo masculino, por su olor, por aquellos
ojos que no se apartaban de su rostro en ningún momento.
Ni siquiera se atrevió a pensar que pasaría después de aquella
noche, con qué cara podría mirarle y hablar delante de la gente.
Los labios de Ren a un lado de sus labios la centraron en aquel
momento, notando de nuevo a aquellas caderas dando contra ella,
tocando algún punto en su interior que la hacía sentirse como si
fuera a derretirse en cualquier momento, disfrutando de su peso sobre
ella, de la extraña sensación de ser asaltada sin remedio, sin que
él mismo pudiera controlarse.
-Kyoko-susurró Ren, haciendo que todo su cuerpo volviera a
estremecerse, como si aquellas emociones no fueran a acabarse nunca.
Cogió una de sus manos, tomándola por la muñeca, conduciéndola a
su entrepierna, haciéndola saltar cuando sintió el miembro de este
contra la tela y sus dedos. Estaba....caliente y, de forma extraña,
parecía tener incluso vida propia.
-Abre el pantalón-le ordenó este, aun manteniendo su mano en el
lugar, sujetando su muñeca.-Quita el botón y baja la cremallera con
mucho cuidado.
Aun tragando saliva, ella trató de hacerlo, pero ya no había ningún
hueco en aquellos pantalones, así que el botón era difícil de
soltar. Tuvo que recurrir a las dos manos, intentando no mirar a este
a los ojos, para conseguir que, finalmente, el botón cediera y la
cremallera bajó sin dar mayores problemas.
Este volvió a besarla en la comisura de la boca, como si fuera
alguna clase de premio al buen trabajo, y fue él mismo quien se bajó
estos, junto con su ropa interior, sin dejar de mirarla, mientras
Kyoko miraba para otro lado, sintiendo su rostro tan encendido como
si le fuera a explotar en cualquier momento.
Había visto el cuerpo de Tsuruga san varias veces ya en su papel de
Setsu, teniendo que ir siempre al baño a buscarlo cuando se tardaba
demasiado. Pero aquello era totalmente distinto. En aquel momento él
iba a tomarla y no era en absoluto aquel Cain Heel de baja tensión
que se dedicaba a hacer muñecos de espuma en la bañera. Era el
hombre que quería hacer con ella aquello que Kyoko siempre había
supuesto que solo deberían hacer los matrimonios.
Desde
luego, no estaban casados, pero tampoco tendría voz para decirle sus
ideas en aquel momento, notando como este hociqueaba a un lado de su
rostro, haciéndole cosquillas en la piel y, a un mismo tiempo,
despertando todas sus terminaciones nerviosas de nuevo, notando como
la olía, como la lengua de este tomaba la salinidad de su piel
mientras aquellas caderas, ahora desnudas, descendían sobre ella.
Sujetarse a sus hombros pareció lo más natural cuando lo sintió en
su entrada, girando la cabeza para mirarlo porque la mano de este la
acariciaba. La mirada de Ren se había hecho más pesada, más
intensa y posesiva mientras se iba hundiendo en ella y, aun así, no
pudo apartar la vista de sus ojos, notando al mismo tiempo la
tirantez de su interior.
Cuando un gemido de dolor se formó en su garganta, Ren volvió a
alzarse sobre ella, cogiendo su rostro entre las dos manos,
intentando que siguiera mirándole, que se concentrara en sus ojos.
No sin cierto trabajo, pudo conseguirlo y, cuando este estuvo
totalmente en su interior, fue cuando se sintió por completo
asaltada, tomada, como en una de aquellas novelas inglesas de época
donde la protagonista siempre es raptada por un apuesto pirata. Sin
lugar a dudas, en aquella ocasión, Ren era aquel personaje,
retirándose con cuidado, estudiando su reacción, solo para volver a
hundirse.
La situación debería haberla abrumado, sus piernas tendrían que
sentirse doloridas al encontrarse tan abiertas para acogerlo, pero,
de algún modo sorprendente, no se sentía así en absoluto. Solo
podía agarrarse a aquellos imponentes hombros desnudos mientras de
sus labios empezaban a escapar nuevos gemidos de placer, obligándose
a cerrar los ojos para conseguir sentirlo todo.
Aprovechando eso, Ren volvió a besarla, asaltando su boca como había
empezado a hacer con su cuerpo, el control roto hacía tiempo,
poseyéndola y, aun así, sintiendo que estaba haciendo lo adecuado,
para lo que estaba hecho y para lo que ella estaba hecha también. Se
sentía tan natural estar entre sus piernas que un rápido
pensamiento de un Dios que se dedicaba a formar parejas antes de
existir se le pasó por la mente.
Pero Kyoko volvió a gemir, ondulándose bajó él, y todo lo que
estaba pensando se borró de pronto.
Solo pudo seguir tomándola de aquella manera que rallaba con lo
salvaje, viendo que tan rápido podía llevarla hasta una nueva
liberación, notando la tensión que se había formado en el interior
de sus muslos, haciendo que su piel temblara mientras notaba todos
sus nervios tensándose, cercano ya a su propia liberación.
Cuando la sintió irse, gritando de nuevo su nombre, lo más natural
fue seguirla, aprisionándola entre sus brazos, dejando escapar los
gemidos que él mismo había estado conteniendo, abrasando su pecho,
sintiendo una fuerza parecida a la de ella arrastrándole a algún
lugar que no tuvo el tiempo necesario de discernir.
Solo supo que, cuando consiguió tomar aire y abrir los ojos, estaba
aplastando a Kyoko con su peso, aun manteniendo la cabeza de esta
entre sus dos brazos flexionados, solo a unos centímetros de sus
labios.
Esta respiraba por los labios entreabiertos, necesitando la mayor
cantidad de aire posible, pero supo que se debía más a su cansancio
que a su cuerpo sobre el suyo. Lo más caballeroso hubiera sido
hacerse simplemente a un lado, devolviendole su espacio, pero, tras
lo que habían vivido, lo que menos quería hacer era apartarse de
ella. De eso estaba cien por cien seguro.
Escondió el rostro en el hueco que había entre el cuello y el
hombro de ella, tapándose a ambos con las sabanas y, antes de darse
cuenta de la respiración lenta y pesada que Kyoko había empezado a
hacer poco después, Ren no tardó en quedarse dormido.
….......
Por la mañana, cuando Kyoko consiguió abrir los ojos, se encontraba
atrapada por unos brazos masculinos, de lado, sintiendo el calor de
aquel cuerpo a su espalda, en la conocida postura llamada ``la
cuchara´´ y todo lo sucedido en la noche anterior asaltó su mente
con tal fuerza que casi llegó a sentirlo como un puñetazo.
Alterada, intentó liberarse de aquellos brazos, recordando
perfectamente a quien pertenecían. Sin embargo, a pesar de que trató
con todas sus fuerzas de salir de allí todo lo avergonzada que en
ese momento se encontraba, aquellos brazos no cedieron ni un
milímetro. Para ser más justo, incluso la apretaron aun más
fuerte, impidiendo que se moviera del sitio.
-Veo que siempre te despiertas con energías por las mañanas-le
susurró la voz de Tsuruga san junto al oído, haciendo que un nuevo
brote de vergüenza y temblores la asaltaran.
Recordando la noche anterior, supo que lo sucedido había sido tanto
obra suya como de él y, sin embargo, este parecía encontrarse
totalmente calmado.
-Por.....por favor.¿Po....podrías soltarme?-le preguntó, apenas
con hilo de voz.
-Sí, me importa. Y aun no quiero-fue toda la respuesta que recibió,
notando como Ren colocaba la cabeza sobre su hombro, acariciando su
oído con los labios.
¡A la luz del día aquello parecía mucho más vergonzoso!. El nivel
de rojo en la cara de Kyoko tendría que ser nombrado como un nuevo
color.
-A....ayer....-volvió a murmurar, tratando de encontrar su voz, pero
apenas fue capaz.
-No hicimos nada que ninguno de los dos no quisiéramos haber
hecho,¿no?-le preguntó este, notando contra su mejilla como ella
asentía.-Pues entonces no hay ningún problema.
-Pero.....
-¿Piensas que soy ese tipo de hombre que esta con una mujer una
noche, sin más?. Creo recordar que hace tiempo hablé con un señor
pollo sobre la mujer que amo.
-¡¿Sabes que era Boo?!-exclamó Kyoko, tratando de mirarlo.
-Lo sospechaba porque vuestros caracteres se parecían, pero gracias
por confirmármelo.
Ren tuvo que contenerse para no echarse a reír ante el rostro
nuevamente avergonzado de ella.
-¿Recuerdas que dije que era una chica de preparatoria y de todas
esas cosas que eran increíblemente similares a ti?.
Kyoko asintió, pero, ante ninguna reacción en particular, Ren
suspiró.
-Estoy diciéndote que eras tú.¿Cómo no pudiste darte cuenta?-le
preguntó, sonando apesadumbrado.
-¡¡¡Yo!!!-exclamó esta, tratando de mirarle de nuevo.
Pero Ren la aferró con fuerza contra su pecho de nuevo, ocultando la
cabeza en su cuello, soltando un nuevo suspiro contra la piel de
Kyoko.
-Por eso era tan difícil taparlo. Eres tan ingenua e inocente que
invitas, sin saberlo, a todos los lobos para que salten sobre tí.
-¡Eso no es cierto!-exclamó esta.
-¿Y?.¿Qué sientes tú por mi?-le preguntó este de manera directa,
dejándola paralizada entre sus brazos.
Kyoko se mordisqueó los labios, pareciendo nuevamente nerviosa, y su
rostro adquirió un color aun más oscuro. Entre sus manos pudo
sentir como se le había disparado el pulso aun más y como su
corazón parecía estar marcándose una de las sambas que tanto
gustaban al presidente.
-Yo......yo.......etto........yo......
Estaba tan nerviosa que hasta volvía a temblar, así que,
sintiéndose generoso, le dio un beso en el cuello.
-Esta bien. Ya entendí. Después de todo, hay muchas cosas más que
aun tengo que contarte.
-¿Muchas cosas?.
-¿Recuerdas tu encuentro con Kuu san y como este hablaba de su hijo
Kuon?.
Kyoko asintió, frunciendo el ceño, tratando de ver a donde quería
dirigirse, y Ren tuvo la impresión de que aquella iba a ser una
muuuuuy larga jornada de cama.
Fin.
A
las 3:47 de la madrugada he ido a terminar este fic con la esperanza
de que mañana viernes, aunque ya es viernes oficialmente, vaya a la
biblioteca a subirlo.
Pensaba
que lo terminaría mucho antes, pero la larga sesión de escenas
explicitas me estaba dejando sin fuerzas y no conseguía unir bien
una escena con otra. Además, hoy echaban Grimm, así que de 12 y
media hasta las 2, ya que los otros capítulos ya los había visto,
he estado viendo la tele. La serie me encanta, así que, a pesar de
mis ganas de terminar el fic, he tenido que hacer una pausa. ¿Soy la
única que encuentra encantadoramente encantador a Monroe, a pesar de
ser un lobo?. Será que los lobos son mi debilidad, como siempre.
Pero
volviendo al tema. Como el manga no esta terminado, he tenido que
dejar de nuevo ese final abierto porque, de otro modo, seria una
novela más que un fic. Ren y Kyoko me encantan, así que no tengo
ninguna duda de que acabaran juntos. Solo he querido hacer esto para
autosatisfacción mía y para placer vuestro.
Como
siempre, si os ha gustado o no, solo tenéis que dejar un review y
trataré de contestarlo. De la misma forma, espero que os mantengáis
sanos y nos seguiremos leyendo en las próximas historias que vaya
haciendo. Bye.^^
¿Ángel o Demonio?
Buuuuenas a todos. Creo
que es la primera vez que escribo una historia en Walflower ( o como
todos lo conocemos: Yamato Nadeshiko Shigi Hege) y no ha sido por
falta de ganas. Por x o por y, nunca se me ha ocurrido una historia
que hacer porque Kyouhei y Sunako nunca se habían llevado lo
suficientemente bien como para hacer una historia que me resultara
creíble. En la serie seguían peleándose a pesar de notarse que
Kyouhei la tenía en alta estima y, en el dorama, el actor no es que
me matara (yo habría puesto a Hayami
Mokomichi, por lo alto y algo moreno, siempre he visto algo moreno a
Kyouhei ya que va siempre medio en bolas por las casa, y porque me
encanta) ademas de que la forma en la que admite que la ama es muy
tonta y al final siguen como al principio.
Por
eso me puse y descargue el manga hasta el capitulo 130 y simplemente
he quedado encanta. Los cambios que se han producido entre ellos dos,
como Takenaga y Ranmaru se iban abriendo, como Yuki se hacía más
maduro..... Y pude pensar en dos historias.
Esta
se basa en el capitulo 110 del manga y casi me dio algo mientras lo
leía. Como siempre, advertir que contiene lemon, así que no es
recomendado para menores de 18. También que los derechos de los
personajes y la historia pertenecen a Tomoko Hayakawa. Yo solo los
tomo prestados para hacer este final que me hubiera gustado ver en el
capitulo. Disfrutadlo y hablamos luego.
¿ÁNGEL
O DEMONIO?
Estúpida Nakahara
Sunako. Enfermarse en pleno verano, pensó Kyouhei con disgusto,
caminando por los pasillos de la silenciosa mansión como si quisiera
provocar un terremoto a cada paso.
Por un momento,
cuando la había oído decir que prefería la muerte a ser atendida
por él, sintió como si una especie de espina se le hubiera clavado
en el pecho, pero se obligó rápido a sacar eso de su mente.
Ranmaru le encargó
que la tratara bien y solo Kami-sama sabría lo que ocurriría si los
chicos se enteraban de alguna metedura de pata.
Fue a la cocina para
preparar la avena, pero cuando al primer intento estuvo a punto de
incendiar la cocina hasta sus mismos cimientos, pensó que lo más
sensato seria encargar la comida a algún local que quedara cerca,
buscando alguna dirección en los cajones de la cocina, donde los
chicos solían haberlos guardado anteriormente.
Cuando esa tarea
estuvo en marcha, fue a buscar las medicinas, dejándole tiempo más
que de sobra a esta para que se cambiara.
Sin ella por la
casa, cocinando o limpiando, esta en verdad se sentía extraña y
falta de vida. Y eso le volvía a crear una sensación ligeramente
punzante en algún lugar del pecho.
El timbre de la
puerta le salvo de seguir analizando esas ideas y, colocándose en
trapo en la cara para evitar que lo viera fuera quien fuera el
repartidor, cogió algo de dinero y se dirigió a abrir la puerta.
-¡Aquí esta su
entrega de avena!-exclamó un alegre joven. Pero, al ver la cara
tapada de este dando manotazos para tratar de agarrar la bolsa,
pareciendo un zombie, la cara de este se descompuso, le dio la bolsa,
aceptó el dinero y la inclinación de cabeza de Kyouhei y se fue de
la mansión Nakahara con ganas de llorar y con deseos de que jamás
hicieran un pedido desde aquel lugar.
Una vez dentro,
Kyouhei se quitó el trapo y lo tiró en cualquier rincón,
contemplando la bolsa entre sus manos con una sonrisa.
-¡Misión de
comida, completada!-canturreó, alzando un puño.
Pero sin nadie para
que lo viera y admirara su esfuerzo, resultaba ridículo, así que
solo volvió a la cocina, puso la avena en un plato, el plato sobre
una bandeja junto con la medicina y fue a la habitación de esta.
``Después de tanto
trabajo, me debe un montón de raciones de camarones´´, pensó,
sabiendo que ella no podría negarse en ocasión, luciendo una
sonrisilla maligna en el rostro.
Con las manos
ocupadas no pudo llamar a la puerta, pero con el codo consiguió
bajar el tirador de la puerta y entrar.
Ante su sorpresa, se
encontró con el cuerpo de Sunako en un rara posición hacía el
suelo, como si se hubiera desmayado en algún momento mientras se
cambiaba, sucumbiendo a la alta temperatura que la abrasaba.
Había sudado
muchísimo y las prendas se le habían pegado a la piel, su cara
decía que estaba aun peor que momentos antes y, de seguir de aquel
modo, Kyouhei tendría que acabar cambiándole hasta las sabanas.
Pero, recostándola
mejor en la cama, pensó en lo que podía ocurrir si Sunako le
pillaba haciendo algo, creyéndola dormida.
-Si me tapo los
ojos, no habrá problemas, ¿no?-se le ocurrió de pronto.
Y, diciéndose que
había sido una buena idea, fue a por un barreño con agua fresca y
buscó por el cuarto uno de los pañuelos con calaveras que ha esta
tanto le gustaban. Si tenía los ojos tapados, aunque despertara, no
podría reprocharle nada ni tendría porqué golpearlo.
Vendándose los
ojos, se subió a la cama, poniéndose sobre el cuerpo de Sunako,
solo sabiendo que era ella al notar el calor del cuerpo debajo.
Notó un ligero
temblor en las manos cuando comenzó a alzar la camiseta de esta por
su cuerpo, pero se dijo que bajo él solo estaba la chica tenebrosa,
esa muchacha que se desangraba por la nariz cada vez que lo veía,
aquella que tenía una sonrisa tan terrorífica que todos se echaban
a llorar cuando la veían. Los pantalones y la ropa interior
consiguieron abandonar su cuerpo al tiempo que Kyouhei trataba de
tranquilizar a su corazón, que bombeaba como un tren en marcha.
Mientras trataba de
enfrascarse en aquella tarea para no pensar en nada, notó el momento
en que esta despertó. El cuerpo de Sunako se tensó y, poco después,
su grito invadía y hacía que toda la casa retumbara.
-¡¿Vas....vas a
matarme?!-le preguntó esta, tratando de huir de él.
-¡¿Eres
estúpida?!.¡No tenía opción!.¡Necesitabas cambiarte de ropa!-le
gritó él a su vez, alzando los brazos, tratando de no parecer tan
nervioso como se sentía.
-¡¿Cam....cambiarme
de ropa?!.¡Puedo hacerlo yo sola!-le aseguró ella, tapándose hasta
el cuello con las sabanas.
-No, no puedes. Por
eso estoy haciendo esto.¡No te miraré ni te tocaré!. Si esto
continua, tu salud empeorará. Anda, estira tu mano derecha.
Sunako lo miró por
unos instantes confusa, aun recordando el sueño tan vivido que había
tenido de los dos bajo la lluvia, besándose, pero notaba su propio
estado de salud, así que, a regañadientes, estiró el brazo hacía
el ciego Kyouhei.
-Aquí esta-le
murmuró y se dejó hacer mientras la lluvia repiqueteaba contra los
cristales, creando un sonido de fondo que parecía alzar el ambiente.
Kyouhei le secó la
cabeza, los brazos, el pecho, las piernas, tratando de calmarse,
diciéndose que aquello no era tan erótico como parecía. Sin
embargo, la imagen de ella, cuando había entrado en su cuarto
luciendo únicamente un collar alrededor de su cuello, sentada sobre
él, volvió a su mente con la fuerza de un mazazo y notó como su
cuerpo volvió a temblar ligeramente.
-Mmmm....Perdona por
decirte esas cosas tan groseras hace un rato-volvió a murmurar ella,
notando como ella tampoco estaba del todo cómoda con la situación.
Pero....¿qué chica
estaría cómoda desnuda delante de un chico, por mucho que este
tuviera los ojos vendados?. Y se regañó interiormente por estar
pensando en ella como en una chica en un momento como aquel, donde
menos debería hacerlo.
-Si. No importa.
Estoy acostumbrado de todas formas. Normalmente dices cosas aun
peores.
-Perdón-susurró
Sunako aun más bajo.
-Está bien. Solo
recuperate y hazme algo de comer-le dijo, tratando de lucir una
sonrisa.
Pero su corazón
latía tan fuerte y duro en su pecho que sabía que, por fuerza, esta
tendría que ver como lo estaba golpeando contra la piel. A no
ser......que su vista hubiera ido a parar entre sus piernas cruzadas,
observando el ligero bulto que se habría formado contra la bragueta
de sus vaqueros.
Por mucho que se
hubiera dicho una y otra vez que Nakahara Sunako era lo menos
parecido a una mujer que alguna vez pudiera encontrar, imágenes de
ella asaltaban su mente. Ella sobre su cuerpo desnuda era la más
recurrente, pero también como defendía a sus amigos o aquello en lo
que creía, como podía mostrar una imagen perfecta de dama o
rompedora si era por el bien de su tía, incluso salvaba a unos
abusones de las llamas sin tener en cuenta lo que podía ocurrirle a
ella misma. Había visto como se desvivía con los hermanos pequeños
de Yuki, siendo la imagen perfecta de madre que Kyouhei siempre
deseó, el tipo de mujer que querría a sus hijos y los defendería
fuera como fueran.
Todas aquellas cosas
lo golpeaban una detrás de otra, sin permitirle tranquilizarse,
secándole la boca mientras notaba la piel suave bajo los dedos,
sabiendo que aquella limpieza ya estaba durando más de lo que
debería. Y, aun sabiéndolo, no podía parar.
-Tumbate. Así
sentada no pudo secarte bien-le dijo, sabiendo que aquello no era
cierto en absoluto.
Sin embargo, notó
como Sunako asintió y se recostó contra las sabanas. Completamente
desnuda, le recordó una vocecilla en su cabeza, a la que no pudo
identificar.
¿Por qué?.¡¿Por
qué se habían ido los chicos y los habían dejado a solas, sabiendo
que siempre ocurrían cosas extrañas entre los dos cuando estaban
sin ellos cerca?.
Pero sus manos
siguieron en la tarea, notando como Sunako seguía estando un poco
rígida bajo él. Se había tenido que alzar sobre su cuerpo para
limpiarla, igual que había estado antes de que despertara, pero
ahora era diferente. Ahora ella estaba despierta, le miraba, sabía
lo que estaba haciendo y, a pesar de la desnudez, le permitía que lo
hiciera.
Maldito su corazón,
porque había comenzado a latir aun más fuerte y notaba su
respiración más pesada, como si sus pulmones se hubieran encogido o
faltara aire en la habitación. Sus manos también habían comenzado
a volver a temblar y tenía aun más calor que antes, pensando si
esta no le estaría pegando algo.
Pero lo que más le
sorprendió fue notar como Sunako también empezaba a temblar bajo
él, conteniendo la voz, enviando disparos electrizantes por su
cuerpo hasta la unión entre sus piernas, erizando su piel y
acelerando aun más sus latidos.
Ni siquiera sabía
porqué esta lo estaba torturando de aquella manera hasta que notó
que tenía la toalla sobre sus pechos, pasándola una y otra vez,
seguramente haciéndole alguna clase de rozadura sobre la piel
sensible.
-Perdona.¿Te estaba
haciendo daño?-le preguntó, dejando la toalla a un lado.
Notó como esta
negaba con la cabeza, pero aun le costaba respirar y alzó las manos
hacía sus pechos.
-¿Es.....es
necesario limpiar todo con.....tanta insistencia?.
La voz baja de esta,
algo más tímida de lo normal, sonando casi inocente, hizo que
nuevas corrientes le recorrieran. E imaginar que era Sunako fue aun
peor, sabiendo que, de tratarse de otra mujer, solo sentiría
repulsión.
-Claro....que es
necesario. Tienes que estar bien limpia para poder vestirte. Además,
estas tan débil que no lo puedes hacer tú misma, así que no
protestes.
-Se sentía.......se
sentía raro cuando has.....hecho eso-murmuró ella, recuperando un
poco de su tono normal.
-¿A qué te
refieres?-le preguntó Kyouhei, congelado sobre ella, preguntándose
por un segundo como luciría bajo él.
Cientos de chicas se
le habían presentado de las maneras más extrañas y pervertidas que
jamás creyó contemplar en toda su vida, consiguiendo colarse en
ocasiones hasta en su propia casa, pero era la primera vez que
realmente tenía deseos de ver el cuerpo de una mujer. Lo único que
impedía esa visión era una simple venda que le cubría los ojos,
una venda que podría retirar en cualquier momento.
Tuvo que obligarse a
tragar saliva, tratando de serenarse.
-No sé. Era
como.....como una corriente.¡No me hagas tener más calor o me
derretiré!-se quejó esta, dando un golpe con los puños en la cama.
¿Estaba queriendo
decir que se había excitado cuando le había hecho aquello?. Una
chica como ella, que se había encerrado en la oscuridad al haber
sido rechazada en la secundaria desde luego no había tenido tiempo
de saber que era el deseo. Pero saber eso, que su toque había
provocado eso..... De seguir de aquel modo, perdería la razón.
-¿Esto es lo que se
ha sentido raro?-le preguntó, alzando la mano hasta notar algo suave
y lleno contra su mano.
Palpando lentamente,
encontró el botón apretado y, tomándolo entre dos dedos, lo apretó
y jugó con él, notando como el cuerpo de Sunako se tensaba,
volviendo a contener la voz. Las piernas bajo él se movieron y
pareció retorcerse un poco.
¡Quería
verlo!.¡Quería ver como lucia esta bajo aquella exploración, como
lucia ante unas sensaciones que no habría experimentado jamás!. Su
miembro palpitaba dentro de sus pantalones solo imaginándose como
ella aparecería bajo él. Pero no podía hacerlo. Sunako se dejaba
hacer aquello porque confiaba en que no fuera nada raro y porque no
la estaba viendo. Si se retiraba la venda, se acababa el juego.
Aun conteniendo el
deseo que él mismo sentía, siguió jugando con ella hasta que
consiguió oírla gemir, incapaz de contener su voz por más tiempo,
pasando de un pezón a otro solo para notar más de aquellos
estremecimientos y aquellos jadeos.
-¡¿Qué
estas.....qué estas haciendo?!.¡Ahora......se siente más
fuerte!-exclamó ella, sonando como un animal herido, sin poder dejar
de agitarse.
-Y seguro que puede
ser mejor-murmuró, notando la voz ronca mientras se inclinaba hacía
donde, suponía, estaba el pecho de esta.
Pudo tomar un pezón
entre sus labios, notando como lo que parecía su ultimo atisbo de
racionalidad se rompía, sujetando los brazos de Sunako cuando esta
trató de apartarle la cabeza.
-¡¿Qué estas
haciendo ahora?!.¡Suéltame!.¡Solo lo estas haciendo peor!.
-Los resfriados se
pasan más rápido cuando pasas por cosas que te hagan sudar mucho,
como ejercicio-murmuró Kyouhei contra su piel, sin saber realmente
que había hablado él.-Así que deja de pelear y relajate.
-¡¿Cómo pretendes
que me relaje?!.¡Estás....!.¡Me estás lamie.......!.¡¡¡Suéltame
ya!!!-le exigió esta, tratando de empujarle con sus piernas.
Pero algo tan simple
como sentarse sobre ellas fue más que suficiente para inmovilizarla.
Y que estuviera resfriada también ayudaba a su total resistencia.
Sunako estaba realmente avergonzada, podía decirlo por como no había
podido describir lo que le estaba haciendo, pero eso tampoco le
importó demasiado.
Los movimientos de
Sunako bajo su cuerpo solo parecían encenderlo más y volvió a la
tarea de tomar su pecho, jugando con sus botones hinchados,
obligándola a gemir y luchar por el aire. Notaba su pulso al tener
sus muñecas sujetas, corriendo tan rápido como el de él mismo y se
alzó hasta su rostro.
-¿Qué piensas
hacer ahora?-le preguntó ella, sonando derrotada.
Sin embargo, Kyouhei
ni siquiera contestó. Solo se inclinó hacía su rostro y la besó,
como en tantas otras ocasiones había hecho o había sentido el
impulso de hacer.
Sunako se tensó
bajo él, cerrando tan fuerte sus labios que apenas si podía
notarlos, pero eso no le echó para atrás. Continuo pasada por
pasada sobre sus labios, obligándola a relajarse poco a poco,
inclinando la cabeza de un lado a otro para mejorar el angulo. Y,
tras unos minutos de lucha, esta pareció ceder, entreabriendo un
poco los labios cuando la lengua de Kyouhei pasó sobre ellos.
Ni siquiera sabía
de donde salia aquel impulso. Lo único que notaba era la necesidad
de entrar en ella de algún modo y aquella había sido la manera más
rápida. Quería explorarla, volverla a tener temblando bajo él como
momentos antes, que dejara de resistirse y le permitiera quitarse
aquella venda de una vez.
Lo habría hecho él
mismo, pero aquello habría significado que tendría que haberla
soltado y no podía hacerlo.
Sunako tuvo que
abrir más los labios en busca de aire, notando como todo aquello la
estaba mareando. Se sentía cada vez más perdida, notando que su
resistencia cedía incluso sin quererlo. Su mente no estaba despejada
y, en cierta forma, se sentía como si estuviera borracha, una
borrachera que aquel ser radiante había creado.
Ni siquiera había
notado como este la había soltado, incapaz ya de resistirse por ella
misma, y las manos de este fueron una a su nuca, haciéndola girar
la cabeza como él quería para profundizar más el beso, y la otra
hacía su cadera, recorriendo lentamente la piel con los dedos,
quemándola, hasta dirigirla a su espalda, obligándola a que se
arqueara contra él.
Se había levantado
de sus piernas lo suficiente para separarlas con una de sus rodillas,
sin dejar de besarla, y se había colocado entre ellas, tumbándose
sobre ella, haciéndola notar aquella parte de su cuerpo que ya había
visto en otras ocasiones, ahora duro contra el suyo, dando cerca de
donde también estaba notando cambios.
Sintió la lengua de
Kyouhei contra la suya, notando como se movía suavemente al
principio, caricias que enviaban pequeñas señales eléctricas a
través de sus sentidos, pasando poco a poco a más velocidad,
haciendo que olvidara hasta su nombre, obligándola a girar su lengua
contra la suya mientras se ondulaba una y otra vez contra su cuerpo,
disparando aun más el calor. Pudo sentir el sabor de este en su
boca, algo dulce y fuerte sobre sus sentidos que la dejó sin
aliento, permitiendo aun más fácilmente la exploración de este.
Estaba perdida, solo
respondiendo porque el impulso la obligaba a ello, haciéndole
imposible lo contrario, y sus manos se alzaron hacía el pecho de
este, notando la piel caliente incluso con una camiseta de por medio.
Alzándolas hasta sus hombros, casi canturreo con alegría en el
interior de su boca al sentir el tacto de su piel, no pudiendo evitar
relajarse y abrir inconscientemente más la pierna para que este
pudiera estar más cerca.
Por un momento,
Sunako consiguió hacer la cabeza a un lado, más por buscar aire que
porque quisiera apartarse, pero Kyouhei empezó a besar su mandíbula,
su mejilla, su oído.... todo aquello que encontraba a su paso,
tratando de volver a abrirse camino hacía sus labios.
-Vuelve la cabeza,
por favor-le rogó este, como si fuera él el que estuviera
encadenado por el cuerpo masculino y no al contrario. Su voz había
sonado tan melosa que casi había sentido como se extendía por su
cuerpo, haciéndola ceder por un momento.
-Dejame seguir con
esto un poco más. Solo un poco más. Nadie lo sabrá.
Sunako estuvo a
punto de abrir la boca y decir que aquello no era lo importante, que
nada de aquello tendría que estar sucediendo
porque.....porque.......¡era un ser radiante!. Pero la mano de este
que había estado en su nuca le cogió la barbilla, haciéndola
volver la cabeza con una facilidad pasmosa, teniéndola de nuevo
donde quería, tomándola.
Volvió a sentir
como toda ella se ablandaba, se dejaba hacer sin poder evitarlo. Su
cuerpo comenzó a temblar ligeramente de nuevo, sintiendo que cada
invasión de aquella lengua en su boca solo era el sustituto de algo
que Kyouhei quería hacer. Pero todo lo que hizo ella fue alzar los
brazos para poder anclarse a su cuello, aferrándose, necesitando
anclarse a algo para no perderse sin remedio.
Este alzaba y
descendía la cabeza una y otra vez, imitando con más intensidad una
penetración, lanzando pequeños gemidos contra su boca, gemidos
hambrientos, como si aun necesitara mucho más. O, quizás, aquellos
sonidos eran suyos. Ni aunque su vida hubiera dependido de ello
podría haberlo jurado, demasiado perdida en el momento.
Su mente estaba
completamente en blanco, solo abandonándose a las caricias, a sentir
las manos sobre su piel ardiendo, a dejarse invadir de aquel modo
como nunca antes este había hecho. Y, sin embargo, siendo aquello
más carnal, sintió menos vergüenza, como si ya fuera demasiado
tarde para poder sentirla en un momento como aquel. Una de sus manos
estaba enterrada entre los rubios mechones, cerca del nudo de la
venda, con la otra aferrada aun a su cuello, sin darse siquiera
cuenta de como dejaba marcas en la piel.
Su peso había
comenzando a sentirse agradable entre sus piernas, notando la dureza
contra una zona que notaba tan tierna en aquellos momentos.
Instintivamente, supo que allí era donde él quería ir. Donde ella
parecía necesitarlo también. Pudo saberlo por la forma en la que
Kyouhei empujaba las caderas contra las suyas, rozando su intimidad
desnuda.
Tuvo que alejarse de
aquellos labios, inclinando la cabeza hacía atrás, para soltar un
gemido más fuerte que los anteriores, dejando el arco de su cuello
para el total pillaje de los labios de este, dejando un camino de
besos que descendió hasta la base de su cuello y volvió a ascender
hasta sus labios, solo lamiéndolos para poder hablar.
-¿Eso se sintió
bien?-le preguntó este, inmóvil sobre su cuerpo.
Y Sunako tuvo que
asentir con la cabeza, incapaz de hablar.
-Tienes que quitarme
la venda-le dijo este, con aquel tono bajo que le hacía parecer otra
persona, con el rostro oscurecido.
-¿Por qué no te la
quitas tú?-murmuró ella.-Además, cuando te la quites.....no
podremos.....seguir. Me sangrara la nariz.
-Eso no pasara-dijo,
rozándole el cuello con los labios.
-¿Y.....eso
co.....como lo sabes?-consiguió preguntarle, notando como su cuerpo
volvía a temblar ante aquella caricia.
-Porque estarás
demasiado ocupada como para eso-susurró este, lanzando sus caderas
hacía delante de nuevo, dejándola sin aliento.
El calor pareció
redoblarse en la habitación, haciendo que ella se sintiera indefensa
mientras Kyouhei se frotaba contra ella de aquella forma,
consiguiendo eliminar cualquier resistencia que Sunako hubiera
conseguido formar.
La mano que había
tenido en el suave cabello de este tiró del nudo, consiguiendo
deshacer este y, una vez suelto, la prenda cayó sobre ella. Observar
aquellos ojos marrones centrados en los suyos la dejó congelada.
Pero, entonces, este volvió a empujar sus caderas, manteniéndola
anclada solo por el peso de su mirada.
-Sunako-murmuró
este.
Pero ella solo pudo
cerrar los ojos mientras un nuevo temblor la sobrevenía.
Solo la mera mención
de su nombre por los labios de este la habían hecho estremecerse. Ni
siquiera podía creérselo. Por lo general.....sí, sentimientos
confusos habían comenzado a asaltarle cuando lo veía o cuando
estaba demasiado cerca de ella, pero nunca de ese modo. Nunca tan
fuerte.
Notó como la mano
que había estado manteniéndola arqueada volvía hacía su cadera y,
de allí, suavemente, fue descendiendo por su muslo, haciendo que
nuevos estremecimientos la sacudieran cuando notó como aquella mano
se dirigía hacía la parte interna de su muslo, vulnerable ahora al
estar abierta para dejarle sitio. Los labios de este estaban en su
mejilla, cerca de la comisura de sus labios y, cuando aquella mano
llegó al centro entre sus piernas y volvió a gemir sin remedio,
volvió a besarla, notando un gruñido satisfecho en el interior de
su boca.
Notó la humedad que
aquella mano había encontrado, aquella humedad en la que ella misma
no había reparado hasta aquellos instantes, demasiado perdida para
notar algo más. El cuerpo de Kyouhei tembló sobre el suyo mientras
aquellos dedos la exploraban, obligándola a agarrarse a sus hombros
cuando sintió una caricia en algún punto sensible donde antes solo
se había rozado.
Sin embargo, a pesar
de la intimidad de aquel gesto, de lo vulnerable que la dejaba ante
él, solo permaneció aferrándose a sus hombros, tratando de ocultar
el rostro en el hueco de su cuello, sin poder controlar a su propio
cuerpo.
-No-dijo Kyouhei,
cogiéndole del pelo con cuidado hasta dejar la cabeza de Sunako de
nuevo sobre la almohada.-Quiero verte mientras hago esto. No te
escondas.
-Pero.....yo......
No puedo......
Ya no era capaz de
hablar, ni de pensar. Solo podía sentir, sentir aquellos dedos que
tocaban su carne más intima, acariciándola, encendiéndola,
extendiendo la humedad y jugando con aquel brote de nervios que había
encontrado y que solo la dejaba temblar contra las sabanas, incapaz
de formar palabras, tratando de tomar alguna bocanada de aire.
Kyouhei permaneció
suspendido sobre ella, observando su rostro, sus reacciones, como el
aliento se le quedaba atascado en la garganta, como su mano la
trabajaba hasta dejarla en aquel estado.....
Los temblores
aumentaron en intensidad hasta que Sunako tuvo que clavarle las uñas
sobre los hombros, dejando marcas en su piel. Pero ni eso le importó
mientras seguía trabajando en ella.
El olor de su
excitación se había alzado en el aire como un dulce picante y,
cuanto más movía sus dedos contra ella, trabajándola, más
penetrante se hacía aquel olor, nublándole la mente, habiendo
dejado en un segundo plano su propia excitación punzante mientras la
contemplaba.
Quería que
disfrutara de aquello, que no temiera su toque, que se acostumbrara a
él y lo buscara. Por eso, cuando notó que estaba cerca de su final,
retiró un poco la mano para observar su reacción.
Como una flecha, la
mano izquierda de esta le sujetó, tratando que volviera acercarse,
haciéndole lucir una sonrisa en los labios.
-¿Quieres que siga
haciéndolo?.¿Te ha gustado?.
Sunako, con un
sonrojo coloreando su rostro, cuello y pecho, tuvo que asentir con la
cabeza.
-¿Cómo se siente?.
-Bu....bueno-fue lo
que pudo murmurar.-Muy bueno.
No quiso torturarla
más, así que volvió a dejar su mano contra su carne más intima y,
mientras volvía a torturar su nido de nervios, condujo sus dedos por
la piel satinada hasta su entrada, viendo como esta se arqueaba sobre
la cama, gimiendo.
Ante aquella visión,
sus deseos reprimidos volvieron a resurgir y pudo sentir como el
cierre de sus vaqueros lo atenazaba en una incomoda prisión. Si no
acababa con aquello pronto, era posible que él acabara mucho más
pronto que ella y se perdiera su final, así que, ya sin calma, pasó
su pulgar de manera dura sobre ella mientras hurgaba con sus dedos en
el cuerpo de esta, comprobando su estrechez y como parecía costarle
ceder.
Los gemidos de
Sunako aumentaron de volumen, agradeciendo que los chicos no se
encontraran en la casa, y vio como todo el cuerpo de esta se
coloreaba mientras cerraba con fuerza los ojos. Los dos dedos que
había conseguido meter en su interior fueron atrapados en mitad de
aquella ola que llegaba y vio como esta gemía en mitad de un mar de
temblores, alzando las piernas en torno a las caderas de este,
aferrándose, observando como parecía que el clímax la había
arrastrado lejos, dejándola sin fuerzas.
Cuando el cuerpo de
esta quedó laxo sobre las sabanas, respirando pesadamente para tomar
aliento, Kyouhei aprovecho para deshacerse de su ropa, dejándola
caer en cualquier parte, lanzandola sin ninguna importancia, sin
perderla de vista.
Sunako solo parecía
verlo a través de alguna clase de neblina lejana pero, cuando se
inclinó sobre su cuerpo, ahora sin ninguna prenda de ropa entre
ellos, parpadeo rápidamente y volvió a colocar las manos sobre los
hombros de este, abrumada ante la nueva intimidad, sintiendo el
miembro de este contra su carne, explorándola, acariciándola como
momentos antes habían hecho sus dedos.
Cuando sintió el
primer intento de entrar en ella, se tensó, diciéndose que no
estaba lista para algo como aquello. Pero aquel malvado ser radiante
dejó una marca en su pecho con la humedad de sus piernas y,
dirigiéndole una sonrisa que la dejó sin aliento, descendió la
cabeza para lamerlo, haciéndola corcovear de nuevo, obligándola a
relajarse sin ni siquiera darse cuenta.
Solo notó una vaga
sensación de ser abierta, de que algo se introducía en ella,
estirando su carne intima como nunca había tenido que hacerlo.
Cuando sintió una sensación de tensión, como si algo se opusiera
al avance, Kyouhei ascendió hasta su boca, dejándola sin el poco
aliento con el que aun contaba, jugando con su lengua, arrastrándola
hacía el interior de su cavidad, notando los gemidos de necesidad
que salían de este.
Con aquel sonido tan
primitivo en sus oídos, se onduló bajo él, colgándose a su
cuello, estirando las manos hacía su espalda, necesitando tocarlo,
sentirlo para saber que no estaba sola en aquello. Volvía a temblar,
pero en aquella ocasión ya no sabía si por los nervios, por la
fiebre o por lo que este le hacía y, antes de poder saberlo, se
sintió totalmente abierta, llena, subiendo una pierna hasta la
cadera de este solo por mero instinto.
En aquellos
momentos, Kyouhei no podría haber dicho jamás que le había llevado
a aquella habitación, tan perdido como estaba. Solo notaba hambre.
Hambre de ella, hambre de Sunako, hambre de los sentimientos que
pudiera albergar por él, hambre de......todo lo que pudiera obtener
de ella.
Retirándose con
cuidado hacía atrás, silenciando una protesta de esta con sus
labios, volvió a hundirse, deseando gritar, notando como todo su
cuerpo temblaba, cantaba. Ni siquiera había sabido que estaba tan
deseoso de aquello, del cuerpo de ella, de que lo acogiera sin
reservas.
Alzándose sobre sus
codos, retiró aquel cabello negro del rostro de Sunako,
concentrándose en sus ojos mientras retrocedía y volvía a caer,
viendo como esta gemía, se retorcía, se agarraba a su cuerpo o
agitaba la cabeza.
¿Cuantas veces
había oído a Ranmaru hablar de lo maravilloso que era el estar con
una mujer?. Y todas las veces que él no le había creído y solo
había pensado que era un pervertido salido que no podría
satisfacerse nunca, no necesitando la pasión en su vida......
Sin embargo, en
aquellos momentos, no querría estar en ninguna otra parte, no
querría estar con ninguna otra persona que no fuera Sunako allí, en
aquella habitación, sobre aquella cama, acariciando con la mano que
no estaba enterrada en su largo cabello su pierna, aquella pierna que
se había colocado sobre su cadera y que le permitía hundirse aun
más en su cuerpo.
Mía. Mía.¡Mía!,
parecía gritar cada vez que descendía, agachando la cabeza hasta
dejar la frente contra la de ella, viéndola perderse de nuevo, con
aquella sombra que se colocaba ante sus ojos mientras su liberación
se acercaba, arrastrándolo con ella, notando como todos sus músculos
se tensaban.
Su columna se
transformó en mantequilla cuando sintió un temblor intenso de
placer descendiendo por su espalda hasta llegar a la parte interna de
sus piernas, sin ni siquiera notar el sudor que los bañaba, olvidado
ya hacía mucho la lluvia en el exterior. Cuando ella lo aferró,
arqueándose de nuevo en la cama, Kyouhei se permitió ir, acallando
un gemido agónico apretando los dientes, notando como el placer lo
hacía temblar, lo rodeaba y lo sacaba de su propia mente, alzándolo
y soltándolo desde lo alto, dejándolo caer.
Aun temblando,
abriendo los ojos, tratando de recobrar aliento, vió como Sunako
parecía haber pasado por una experiencia parecida, aun más perdida
que él e, inclinándose de nuevo, le dejó un beso sobre la frente.
-¿Estás bien?-le
susurró, en la intimidad del cuarto.
-Sí, estoy bien-le
aseguró ella, dirigiéndole una sonrisa tímida pero satisfecha.
Por unos momentos,
se permitió que esta cargara con todo su peso, sabiendo que era
fuerte y que podría con ello, pero acabó por hacerse a un lado,
arrastrándola entre sus brazos, dejando que descansara la cabeza
contra su pecho.
Ninguno de los dos
pareció saber bien que decir después de aquello, pero tampoco
tuvieron la necesidad de romper el silencio, así que Sunako solo se
permitió cerrar los ojos mientras los dedos de Kyouhei seguían
peinándole el cabello lentamente, llevándola a un estado de
duermevela que se la llevó rápido, necesitando descanso.
…..
Había pensado que
soñar con un beso con la criatura radiante había sido mucho pero,
después de lo que había pasado en aquella habitación,¿cómo podía
llamarle a eso?.¿Cómo se iba a comportar?. No tenía ni idea y, en
aquellos momentos, mientras despertaba, tampoco le importó, notando
como alguien frotaba su piel con una toalla húmeda y caliente.
Abriendo los ojos,
comprobó que se trataba de Kyouhei que, vestido solo con sus
pantalones, le estaba limpiando las piernas y el estómago.
-Leí en algún
sitio que a las mujeres les reconforta esto después de.....ya
sabes-murmuró este, consiguiendo doblar una de las piernas de ella
para lavar su centro.
Sunako saltó, más
por la impresión que por sentir malestar, pero lo dejó hacer,
sintiendo el cuerpo deliciosamente cansado y no solo sudoroso y
pesado como cuando había cogido el resfriado, llevándose una mano a
la frente para asegurarse de que su fiebre en verdad había comenzado
a retirarse y no solo era su imaginación.
-¿No te lo he
pegado?-le preguntó a este, observándole con atención, pareciendo
que el cuerpo de este estaba bien.
-No. Estoy
perfectamente.¿No has oído eso de que los chicos guapos no se
enferman?.
-Te he cuidado
estando enfermo-le recordó ella, disfrutando extrañamente de la
intimidad, observándole sin que sangrados nasales o la brillantez la
agitara.
Suponía que, tras
lo que habían hecho, no volvería a pasar por ello.
-Bueno......eso
seria porque tendría bajas las defensas.
Sunako sonrió, pero
no comentaron nada más.
…..
Después de aquello,
los chicos llegaron y Kyouhei aseguró que Sunako se estaba
recuperando sin problemas. Estos, impresionados porque hubiera hecho
bien su trabajo, fueron a verla y comprobaron que, efectivamente,
esta lucia mejor color, se había cambiado de ropa y se había tomado
sus medicinas después de comer.
Poco tiempo después,
pudo levantarse de la cama y no tardó demasiado en volver a hacer
las tareas.
Los chicos
sospechaban que algo habría ocurrido en su ausencia, ya que Sunako
no parecía tener problemas alrededor de Kyouhei, este ya no le
ordenaba como si fuera su criada y cada dos por tres estaba metido en
la cocina con ella, conversando mientras ella cocinaba.
Desde luego la
estampa parecía la de un matrimonio de recién casados.
-¿Qué habrá
pasado mientras estábamos fuera?-preguntó Yuki, apoyado en la mesa
baja del salón, sentado en el suelo frente a los otros dos.
-¿Kyouhei se habrá
rendido a sus deseos de hombre aprovechando que no estábamos para
quedarse con Sunako y ni siquiera nos lo ha contado?-preguntó
Ranmaru, sentado de lado en uno de los sillones.
-Sea lo que sea, es
bueno. La atmósfera que hay ahora entre ellos es relajada,
agradable.... Intentemos no hacer nada por estropearla-les sugirió
Takenaga, bajando la voz al ver que Sunako se acercaba con unas tazas
de té, con Kyouhei unos pasos más atrás.
Esta lucia su ropa
habitual, pero había recogido su cabello en una coleta, dejando su
rostro al descubierto y se había recogido el flequillo con unas
horquillas, dejando bien visibles aquellos ojos violeta que parecían
brillar. El rubio, como siempre, parecía caminar con desgana, pero
no perdía a esta de vista y su semblante se suavizaba cuando lo
hacía.
Algo no le quedó
claro a Ranmaru con eso de ``no hacer nada por estropear la
atmósfera´´, porque cuando tuvo a Sunako cerca, tras dejar la
bandeja sobre la mesa, la cogió por la muñeca hasta tenerla sentada
sobre él, abrazada contra su cuerpo.
-¿Qué te ha
pasado, querida princesa, para que parezcas brillar de esta manera?.
Sunako lo miró con
mala cara, pero no le sangró la nariz ni saltó, tratando de
matarlo. Solo intentó desembarazarse de sus brazos. Pero Kyouhei fue
más rápido. En dos zancadas, llegó junto al sillón, cogió el
brazo de esta y la liberó, encerrándola contra su cuerpo mientras
le faltaba poco para lanzarle puñales por los ojos a Ranmaru.
-¡¿No te han
enseñado a no tocar lo que es de otras personas?!-le gritó este,
molesto, mientras ella solo permanecía inmóvil, mirando hacía
arriba para poder verle la cara.
-¿Y desde cuando
Sunako es tuya?-preguntó Takenaga.
El sonrojo en el
rostro de ambos fue más que notable y los 3 chicos pusieron esa cara
cómplice que solían poner cuando algo de ellos dos salia, como si
solo así ya se hubieran enterado de todo.
-Voy a por algo de
picar-dijo Sunako, casi corriendo a la cocina.
-Y....y yo voy a por
un manga de mi habitación-dijo el rubio, dirigiéndose hacía
arriba.
Sin embargo, Yuki,
Takenaga y Ranmaru seguían mirándolos con aquellas sonrisillas en
sus caras, sabiendo que no podrían engañarlos. No comentaron nada,
pero tanto Sunako como Kyouhei supieron que se enterarían de una
forma u otra, más tarde o más temprano.
``Bueno.....mejor
que sea tarde´´,pensaron ambos.
FIN
¡Aggggg!.¡Me
duelen los dedos!. Llevo escribiendo este fic todo el día y ahora
mismo son las 1:57 de la mañana porque mañana es lunes y quería
subirlo cuando vaya a la biblioteca.
No
tenía claro cual final seria más adecuado para esta historia, así
que simplemente he dejado un final abierto, que siempre me viene bien
por si se me ocurre hacer alguna otra a partir de este punto y
porque, como casi todas las historias de este tipo, no suelen tener
un final bien definido.
Me
gustaría comentar con vosotros una cosa de la que me percaté en el
manga y es la siguiente: Creo que habré leído sobre unos 3 o 4
hallowen y 2 o 3 San Valentín hasta el capitulo 130 que voy pero,
cuando presentan a los protagonistas, siempre pone que tienen 15 años
y yo no he visto que celebren ni un puñetero cumpleaños.
¡¿Qué
pasa aquí?!.¡¿Tienen el secreto de la inmortalidad y no quieren
compartirlo con el resto de los humanos o estos ya son como las
mujeres pasados sus 30, que empiezan a quitarse años?!. Realmente
alucine viendo como pasaba el tiempo y todos seguían hasta en las
mismas clases.
Por
unos momentos, me sentí como si estuviera viendo The Simpson, que
tampoco envejecen nunca ni cambien de clase, por muchas fechas
señaladas que celebren en distintos capítulos.
Si
alguien sabe porqué pasa eso, que me lo explique, por favor.
A
parte de eso, creo que no tengo nada más que comentar a parte de que
espero que os haya gustado el fic, que el lemon no os haya resultado
muy fuerte y, si Ochiidisco lee esto, que sepas que el fic de fate
sobre Alejandro Magno y su master se me resiste más de lo que creía
pero, viendo a este primero, parece que lo va a reventar. Recuerda
ese mini capitulo de manga que me pasaste con todos los personajes de
la empresa donde salen en las aguas termales. ¡Es que se lo va a
cargar, por muchos 15 minutos de preparación previa que le de!.
Bueno,
con esto me despido hasta el próximo fic.
Manteneos
sanos y nos seguimos leyendo.
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